«Nuestro objetivo es eliminar por completo la tiza y el encerado tradicional ya el año que viene»

S. B.

GALICIA

02 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

En la carrera de la digitalización de la enseñanza en Galicia, podría decirse que el colegio de infantil y primaria Valle-Inclán de Oleiros (A Coruña) va en un Ferrari, aunque la lista de recursos tecnológicos que sus 550 escolares y 40 profesores usan a diario en clase no se dice precisamente rápido: ocho pizarras digitales interactivas de tres modelos diferentes, cuatro carros con ordenador portátil con conexión wifi y proyector, otros 15 proyectores más y dos aulas de informática con 13 ordenadores cada una para que haya un pecé por cada dos alumnos. Buena parte de los equipos los han pagado de su propio presupuesto o con la ayuda del Concello de Oleiros. «Ha sido un desembolso importante, pero el centro que quiera meterse de lleno en las nuevas tecnologías se tiene que implicar económicamente, no puede esperar únicamente a la dotación de la consellería», asegura José Antonio Martínez, el director del Valle-Inclán. Si así lo hubiesen hecho, el colegio solo tendría dos pizarras digitales y no ocho.

Matemáticas interactivas

Una de ellas está en un aula de quinto de primaria. Luis, el profesor -y coordinador de TIC (tecnologías de la información y comunicación) del centro-, enciende el ordenador portátil y el proyector que hay en la clase, y en el encerado, que no es verde sino blanco, aparece un ejercicio de Matemáticas. Hay que relacionar los números con su fracción decimal correspondiente. Los alumnos, de 10 y 11 años, no tienen miedo a salir a la pizarra. Todos levantan la mano y hasta se pelean por coger el puntero y solucionar los quebrados. Después, en una lección de Coñecemento do Medio sobre las partes de la flor ocurre otro tanto de lo mismo. Todos quieren marcar sépalos, estambres y corolas. «Es que esta pizarra es digital y más moderna», asegura uno de los escolares. Otro apunta que le gusta porque es «más cómoda» y una compañera explica que «está guay porque va con el ordenador y haces actividades más chulas que con el otro encerado». «Lo único es que el rotulador huele mal», suelta refiriéndose al puntero. El director y el profesor se ríen. «Lo que sabemos por experiencia es que con estas herramientas los chavales participan mucho más», corrobora Luis.

Y si en primaria el encerado digital desata pasiones, en infantil provoca un furor similar. Una clase entera de niños de 5 años no le quita ojo a su moderna pizarra táctil. A su lado, limpia como una patena, languidece la de color verde de toda la vida. «Es que esa es muy aburrida, esta es mejor», asegura, dicharachera, una alumna. «Y además la nueva tiene juegos», añade rápidamente otro de los niños.

Colores y puzles

Isabel, la profesora, pone la pizarra digital en marcha. Toca colorear. «¿Quién quiere pintar?», pregunta. Pero la maestra ya sabe la respuesta. Todos levantan la mano y gritan «yo». Uno a uno, con el puntero, los escolares van seleccionando tonalidades y poniendo color a las distintas partes del hada dibujada sobre la pantalla: Ángela pinta de verde las plantas y el vestido; Joel elige el negro para el suelo; Iker colorea de rojo las alas y pone un fondo naranja. Después, entre todos, encuentran las ocho diferencias entre dos piratas y luego montan un puzle del fondo del mar. «Estas pizarras dan mucho juego. Después de esto, pasar a las antiguas cuesta», asegura Isabel.

Pero en el colegio los tiros no van precisamente por ahí. «Nuestro objetivo es eliminar por completo la tiza y el encerado tradicional ya el año que viene», afirma el director del Valle Inclán. No va de farol. «Todo nuestro profesorado ha recibido formación, ha perdido el miedo a las nuevas tecnologías, están motivados y convencidos», explica. Y añade: «Ya no son nuevas tecnologías, son el presente. No son algo que discutir, son una realidad».