Niños de Vigo comen en el salón de actos por falta de espacio

Noa R. Rey

GALICIA

11 sep 2009 . Actualizado a las 11:19 h.

En el colegio Altamar, de Vigo, ya no hay sitio para nada más. Los alumnos de infantil y primaria del centro hacen gimnasia en el polideportivo de As Travesas, no tienen biblioteca y su comedor y su aula de psicomotricidad es realmente un salón de actos. Desde que hace cinco años la Asociación de Nais e Pais de Alumnos (ANPA) abriera el servicio la demanda ha ido en aumento. Ahora dan cada día más de 100 comidas y no son más «porque no hay sitio», dice Cristina Pérez, secretaria de la ANPA.

El salón comedor pertenece en realidad a la residencia universitaria Altamar, vecina del colegio. «Nos dejan el espacio porque en el colegio no tenemos un lugar para meter a los niños». Por supuesto, el salón de actos sigue activo, por lo que cuando hay alguna representación o actividad «tenemos que desmontar todas las mesas».

En el curso 2007-2008, la Consellería de Educación tomó las riendas del comedor escolar, consciente de las condiciones en las que estaba. «Nosotros ya les dijimos que ese era el único espacio con el que contábamos», relata Cristina. En aquel momento, la Xunta ratificó el acuerdo verbal existente con la residencia para que los alumnos no se quedasen sin comedor.

Pero el comedor es solo la punta del iceberg. El centro no cuenta con biblioteca porque no hay espacio y los padres tienen su sede en el pasillo del colegio: «No hay espacio para nada más, necesitamos otro centro». Ellos llevan dos años peleando con uñas y dientes para que les den un edificio más grande. «El problema no es que los materiales estén mal, sino que no hay espacio», explica Cristina.

Tanto el alcalde de Vigo como los concejales de Educación y Cultura han visitado las instalaciones del centro y están al tanto de su situación. Desde la jefatura territorial de la Xunta y el Concello de Vigo admiten que es necesario un nuevo centro, y añaden que la situación se está estudiando en estos momentos.

Mientras, los niños siguen subiéndose a diario al escenario para comer.