La cocaína de Perú recorrió 13.000 kilómetros hasta Guixar

E.?V. Pita

GALICIA

08 abr 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El contenedor de merluza congelada que camuflaba 414 kilos de cocaína siguió un largo periplo desde Los Andes hasta el puerto de Vigo. El cargamento partió de los muelles de El Callao, en Perú, y continuó su travesía hasta la ciudad de Balboa, en Panamá. Allí, la carga general fue trasvasada a un portacontenedores oceánico que descargó el pedido en el superpuerto de Ámsterdam, en Holanda.

En la escala, el cargamento fue recogido por otro portacontenedores, el Vega Stockolm, que presta servicio en el norte de Europa. Este partió el 28 de marzo de la capital holandesa y atracó en Vigo el pasado 3 de abril. La mercancía fue descargada en el muelle de Guixar, un lugar de paso más. Tras una ruta de 12.000 kilómetros, el transporte tenía previsto continuar 1.100 kilómetros por tierra hasta su destino final. El impreso señalaba que debía ser descargado en una empresa importadora de pescado congelado de Barcelona.

Gancho ciego

Como la ruta era larga, es probable que los implicados intentasen retirar discretamente las 23 cajas que contenían la droga en mitad del camino, en alguna parada que efectuase el camionero para repostar, comer o dormir. Esto es lo que la policía denomina el sistema del gancho ciego.

Dos días después de llegar el contenedor al muelle de Guixar, los agentes aduaneros comprobaron que la carga declarada era merluza congelada. Hicieron una prueba rutinaria en el escáner de radiografías y comprobaron en la pantalla la presencia de 23 cajas entre los productos congelados. Solo seis puertos de España tienen estos equipos de detección.

La Guardia Civil del puerto y el Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) decidieron hacer una inspección sanitaria para comprobar la calidad de la merluza. Por ello tuvieron que abrir el contenedor.

Test de estupefacientes

Los policías abrieron las primeras cajas, que se supone que estaban colocadas ante la puerta para que quienes efectuasen el gancho ciego tuviesen mayor comodidad para retirarlas.

Los agentes abrieron las cajas y descubrieron que contenían 16 paquetes cuadrangulares, cada uno con más de un kilogramo de peso. Ante el temor de que contuviesen estupefacientes, fueron enviados a la oficina de análisis fiscal. Un experto hizo una incisión en uno de los paquetes, vertió un reactivo sobre una sustancia blanca y el cambio de color delató que se trataba presumiblemente de cocaína, prueba que dio positiva.

Los test posteriores fueron efectuados en presencia de la jueza de guardia de Vigo, quien ordenó precintar la droga y trasladarla a las dependencias de Aduanas. Finalizaba así la larga ruta del narcocontenedor.