Eisenman advirtió de que los cambios en el proyecto del Gaiás dispararían el coste

GALICIA

16 nov 2007 . Actualizado a las 11:25 h.

Llegó al Parlamento rodeado de una lluvia de flashes, exhibiendo pajarita y un aluvión de diapositivas sobre el Partenón, la Alhambra o el Escorial para ponerlas en «diálogo» con la Ciudad de la Cultura. El arquitecto norteamericano Peter Eisenman, autor del proyecto que se alza en el monte Gaiás, compareció ayer en la comisión que investiga el desfase presupuestario que se produjo con esta obra, asumiendo sus responsabilidades, como el «capitán del barco» que dice ser, pero dejando claro que él no es el propietario ni el que tomó la decisión de agrandar el complejo casi tres veces más de su tamaño original.

«El arquitecto puede decir que esto es más grande o que es más pequeño, que puede costar más o menos -explicó Eisenman en tono coloquial-, pero un arquitecto no es el que toma las decisiones». El norteamericano recurrió de forma insistente a la metáfora para explicar su papel en el proyecto y hasta dónde llegaron sus atribuciones. Dijo ser el «capitán del barco que está ahí arriba» y, como tal, también el responsable de la tripulación y de que el buque llegue a buen puerto. Ahora bien, siguiendo con la alegoría, dejó claro que él no era el armador, ni el dueño de la línea comercial, ni siquiera el que fija el precio de los billetes.

El portavoz del grupo parlamentario del PP, Ignacio López-Chaves, intentó enredarlo: «Digamos que era una especie de jefe del astillero, señor Eisenman». Pero el norteamericano negó la comparación de forma tajante con esta expresión: «De eso nada, era el capitán», recalcó.

Eisenman también se extendió explicando cómo se gestó el incremento del proyecto entre 1999 y el año 2002, cuando la superficie se incrementó desde los 50.000 metros cuadrados que se manejaban inicialmente hasta los más de 139.000 metros de la actualidad. «Lo que sucedió -agregó- fue un proceso natural en cualquier creación», que consistió en incorporar elementos novedosos al proyecto previsto en un comienzo.

Aviso sobre el coste

Nuevamente Peter Eisenman recurrió al símil para aclarar el incremento de la obra de una forma muy peculiar. «Me piden que haga una casa, y cuando está hecha, me piden un garaje. Y yo pregunto para qué quieren un garaje si no tienen coche, y me dicen que ya lo comprarán y que quieren un garaje para dos coches»... El arquitecto todavía se extendió más con su gráfico ejemplo, antes de precisar que en todo momento advirtió de que las nuevas peticiones harían incrementar el coste del proyecto, ante lo cual siempre encontró una respuesta afirmativa para seguir adelante. «No hay ninguna forma de que un arquitecto le diga a un Gobierno lo grande que tiene que ser un proyecto y cuánto debe gastar en él», resaltó el autor de la obra del Gaiás, antes de hacer un llamamiento a todos los grupos políticos para que redefinan los contenidos de la Ciudad de la Cultura como estimen oportuno, pero, demandó, «sin romper la integridad» del complejo.

Durante su intervención Eisenman proyectó varias filminas sobre la Acrópolis ateniense, la plaza del Capitolio de Roma, el Escorial o el Palacio de las Artes de Viena, para remarcar que si al final de todo este proceso existe consenso político, también el Gaiás puede convertirse en un icono de estas características.