Mark Webber fue la decepción en la salida de Valencia. Desde su segunda posición, en pocos metros bajó a la novena. Sabía entonces que para aspirar al podio tendría que volar. Y voló, pero rumbo a lo que pudo ser una tragedia y acabó en un acrobático gesto de su Red Bull del que salió sin ayuda y ileso. Con el coche parado, se le vio expulsar el volante desde el cockpit , lo que tranquilizó a los millones de espectadores.
Webber, quizá decepcionado por su pésimo inicio de carrera, apuró sus opciones sin tener el cuenta el angosto circuito valenciano. Pronto comenzó a rodar tras Kovalainen, que avanzaba a un ritmo muy inferior al del aspirante al título. Y nadie entendió la repentina embestida de Webber sobre el finlandés, tras la cual comenzó a volar hasta dar una vuelta completa sobre sí mismo. El monoplaza recuperó la posición inicial tras golpearse sobre el suelo y acabó empotrándose contra la fila de neumáticos, que lo recibieron en el fondo de la escapatoria.
Tras descartarse cualquier tipo de lesión interna, el australiano explicó lo sucedido a los medios de comunicación. Recurrió incluso al humor asegurando que «para bailar un tango hacen falta dos personas y para este accidente también».
«Lo que más me ha sorprendido es lo pronto que ha frenado (Kovalainen), no podía hacer nada porque estaba muy cerca de su alerón trasero», relató Webber. «Ha sido un accidente muy desagradable, me ha sorprendido lo que ha ocurrido después de la curva, al principio creía que me iba a dejar pasar, por la gran diferencia de ritmo entre los dos coches, pero ha empezado a impedirme el paso y me he preguntado ''¿qué hace?''». El australiano añadió: «Frenó y levantó el pie del acelerador unos ochenta metros antes de donde yo había frenado la vuelta anterior», dijo Mark Webber, que frustra así una excelente ocasión para mantener vivas sus aspiraciones al título.