Muy cerca de la Casa do Patín y justo delante de la sede de la sociedad San Carlos, en pleno corazón de Esteiro, hay una plaza que hasta ayer no tenía nombre, como si aguardase por uno especial. Lo tiene ya. Se llama Praza das Vítimas do 11-M.
El monolito que informa de esa denominación se cubrió de claveles rojos ayer, al término del acto oficial organizado por el Concello ferrolano y la asociación de vecinos de Esteiro para conmemorar el séptimo aniversario del atentado del 11 de marzo del 2004. Ocurrió en Madrid y murieron 192 personas, entre ellas Daniel Paz. Su madre, Pilar Manjón, fue la encargada de inaugurar la plaza.
La presidenta de la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo vestía de negro y en su cuello lucía una cadena de oro con un nombre: Daniel. En el discurso que pronunció ante alrededor de medio centenar de asistentes insistió en recordar, en «mantener esta memoria» en lugares como el de ayer que «bloquean el olvido». Dio las gracias por la solidaridad porque es «nuestro bálsamo». Habló antes que ella el presidente de la asociación vecinal, Miguel López, quien pidió «xustiza e reparación». Al final del acto, la primera tenienta de alcalde, Mercedes Carbajales, invitó a los presentes a no olvidar nunca a las víctimas del 11-M. Como si pudieran.