Herrerías sacará del olvido la pasión de Gonzalo Torrente Ballester por el mar

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro FERROL/LA VOZ.

FERROL

09 jun 2010 . Actualizado a las 12:44 h.

Lo decía ayer José Antonio Ponte Far, biógrafo del autor de la trilogía Los gozos y las sombras y comisario de la exposición Torrente e o mar , que abrirá el sábado sus puertas: «Esta mostra quere ser unha homenaxe a Gonzalo Torrente Ballester e á súa primeira vocación, que foi a de navegar; e cremos que é unha homenaxe necesaria». La exposición, que tendrá por marco el Museo de Herrerías -la institución que dirige el almirante Castro Luaces- permanecerá abierta hasta finales del mes de julio. Y el acto inaugural contará con la intervención de quien fue una de las más íntimas amigas de Torrente, Nuria Espert. La actriz, señala Ponte, no ha querido dejar de estar presente en la jornada en la que Ferrol recuerda a Gonzalo Torrente Ballester con motivo del centenario de su nacimiento -un centenario que en realidad se cumple este mismo domingo-, y el Concello ha querido rendirle homenaje también a ella, invitándola a firmar en el libro de oro de la ciudad durante una ceremonia que se celebrará, a última hora de la mañana, en el Palacio Municipal.

La exposición Torrente Ballester e o mar va a estar, explica Ponte, dividida en tres bloques principales: el primero está formado por paneles de gran formato en la que se reproducen algunas de los más emblemáticas páginas dedicadas por don Gonzalo a la navegación y a los barcos; el segundo lo integrarán fondos del propio Museo de Herrerías, entre los que tendrán especial protagonismo sus espectaculares maquetas, que en algún caso permiten imaginar, incluso, cómo se construían, en pleno siglo XVIII, los grandes veleros que tanto fascinaban al escritor; y el tercero será una selección de obras de grandes pintores ferrolanos dedicadas al mar. Pintores entre los que estarán Máximo Ramos, Felipe Bello Piñeiro y Fernando Álvarez de Sotomayor.

El deseo incumplido

Gonzalo Torrente Ballester quiso de niño, con todas sus fuerzas, ser marino. Oficial de la Armada, al igual que su padre. Un deseo que jamás llegó a ver cumplido, debido a su fuerte miopía, que le impidió ingresar en la Escuela de Guardiamarinas. Especialmente conmovedoras -y entiéndase esto como un apunte meramente personal- son las páginas de Dafne y ensueños en las que el escritor ferrolano recuerda su infancia, tan vinculada a la casa familiar de Serantes, y cómo entonces era costumbre, en días -o más bien en noches- de tormenta, rezar por quienes se encontraban navegando a merced de las olas. La muestra de Herrerías, patrocinada por el Concello con el apoyo de la Xunta, permitirá, sin duda, comprender mejor a uno de los más grandes escritores del siglo XX; quizás el que más frustrado vio su deseo de navegar.