Delibes, marinero en tierra ferrolana

FERROL

En «Madera de héroe», su novela más autobiográfica, el escritor relata su paso en 1938 por el Arsenal, donde hizo la instrucción a bordo del buque-escuela «Galatea»

21 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Castilla es ancha, pero no lo es todo en la literatura de Miguel Delibes (Valladolid, 1920-2010). En su narrativa también se cuelan, aunque sea de refilón, otros paisajes, otras gentes: la Extremadura de Los santos inocentes , por supuesto. Pero también Galicia. Ferrol, para más señas.

La conexión gallega de Delibes es doble: biográfica y literaria. A principios de 1938, el futuro escritor y un grupo de amigos vallisoletanos, impulsados por un juvenil ardor guerrero, se alistan voluntarios en la Armada para unirse a las tropas franquistas en la guerra civil. De la capital castellana, Delibes, con tan solo 17 años, parte a Ferrol, donde tiene que hacer un período de instrucción de unas semanas a bordo del buque-escuela Galatea , que permanece amarrado en los muelles del Arsenal, antes de embarcar en el que será su destino definitivo hasta el remate de la contienda: el crucero Canarias .

Este episodio real se plasma casi milimétricamente en treinta páginas de Madera de héroe (1987), la voluminosa novela en la que Delibes narra con crudeza su experiencia en la guerra civil. Ramón García Domínguez, biógrafo de Delibes y director de la edición de sus Obras Completas (Galaxia Gutenberg-Destino), subraya que Madera de héroe es sin duda su novela más autobiográfica. «En muchas de sus obras hay conexiones entre novela y biografía, pero en esta es en la que más hay de su propia vida. De hecho, originalmente se titulaba 377A, Madera de héroe , con el número y la letra que identifican al protagonista en el buque-escuela y que era precisamente el mismo código que tuvo Delibes en la Armada. En las siguientes reediciones, el autor, dotado de un enorme sentido común, decidió prescindir de ese número porque decía que complicaba mucho los pedidos en las librerías», apunta el especialista.

Llegada en tren a Galicia

El protagonista del relato, y álter ego del escritor, se llama Gervasio García de la Lastra y así relata Delibes su llegada en tren a Galicia desde tierras castellanas: «Gervasio se volvió hacia la ventanilla, limpió el vaho del cristal con la bocamanga y a través del hueco transparente descubrió que las tierras llanas, pardas y áridas, del exterior, se habían transmutado en onduladas praderas parceladas, y el alto y sereno cielo azul en un pesado toldo gris, próximo y plomizo. Una lluvia delgadísima azotaba los cristales, mullía la tierra, mientras los pliegues verdes cubiertos de brezos y helechos se iban empinando hasta convertirse en montañas, que el convoy perforaba audazmente a través de fragorosos túneles».

Durante las semanas de instrucción, García de la Lastra tropieza repetidas veces con el reglamento y apenas pisa la calle. En la primera salida deambula por Ferrol, en medio de bromas constantes con sus compañeros, hasta que en la calle Real, «atestada de marineros, grupos de muchachas cogidas del brazo y maduros matrimonios con niños de corta edad», el revoltoso grupo se topa con un coronel de Intervención «siempre dispuesto al apostolado castrense» que pone fin a sus andanzas.

En su segundo permiso, los amigos se encargan de llevarlo de paseo por el tablero del Ferrol de la Ilustración. «Gervasio, sin apenas darse cuenta se vio libre (recorriendo a grandes trancos el adoquinado del muelle, rodeando los diques secos, el Arsenal, franqueando, al fin, la gran verja ante los ojos indiferentes del centinela) como un niño de vacaciones». Liberados, los marineros recorren «la mayor parte de la ciudad», incluida una visita a casa de la lavandera «en el barrio alto» y a la entonces llamada plaza de Deschamps. Allí reciben la noticia del hundimiento del crucero Baleares , en el que muere su amigo Tato Delgado. Su nombre real es Luis María Fernández y a él, «cuya tumba está en el mar», dedica el autor la novela.

Era el 28 de febrero de 1938. Unos días después, Delibes zarpa en el Canarias ( Don Juan de Austria en el libro), el crucero con base en Palma de Mallorca en el que pasará el resto de la guerra. Como Gervasio, se convierte en un número y un destino: «377A, tubo acústico».