De ciudad conflictiva a ejemplo para otros municipios gallegos

LUGO CIUDAD

Sindicatos y empresarios conviven en la Asociación del Plan Ferrol que Malpica y Lugo quieren emular en sus comarcas

14 oct 2009 . Actualizado a las 12:23 h.

Hace un cuarto de siglo, la primera reconversión naval llenó de conflictividad las calles de la comarca ferrolana, que se atiborraron de miles de trabajadores de los astilleros en defensa de sus empleos. Pero los problemas de las antiguas Astano y Bazán no se solucionaron, ni mucho menos, con aquel drástico ajuste laboral, al que siguieron otros muchos. Pero el gran peso de los sindicatos en una ciudad eminentemente industrial sí se convirtió entonces -aunque ya era anterior- en una de las señas de identidad de Ferrol.

Además, las reconversiones hundieron cíclicamente a la comarca en una crisis que se vio acentuada por la carencia de infraestructuras, lo que lastró su crecimiento frente a otras urbes gallegas. Los interlocutores de los trabajadores mantuvieron en pie su papel de reivindicar la ejecución de todas aquellas infraestructuras pendientes para la zona, que fueron objeto frecuente de movilizaciones en las calles. Todos estos condicionantes influyeron para forjar de Ferrol una imagen de urbe conflictiva, con unas centrales sindicales fuertes y combativas y en la que poner a andar una empresa no era tarea fácil.

La última reconversión, ejecutada por el Gobierno socialista a finales del año 2004, supuso la destrucción de 1.400 puestos de trabajo directos en los dos astilleros de la ría y el golpe de gracia a la antigua Astano, que quedó convertida en una instalación auxiliar de la factoría vecina. La sociedad comarcal, con independencia de sus colores políticos, se unió para reclamar una compensación, y al frente de las principales reivindicaciones se pusieron los agentes sociales.

Catalizador de la unión

El último plan para salvar los astilleros públicos sirvió de catalizador de una asociación en la que, por primera vez, sindicatos y organizaciones empresariales, se sentaron de tú a tú y consensuaron una estrategia a seguir para intentar poner freno a la sangría de la economía comarcal. Entonces nació la Asociación Impulsora del Plan Ferrol (AIPF), que echó por tierra el mito del enfrentamiento enconado y visceral entre los representantes de los trabajadores y las patronales. Han pasado casi cinco años de su entrada en funcionamiento, que no ha estado exenta de críticas por parte de algunos sectores -algunos que por cierto ahora la apoyan- y la unión se mantiene con fuerza. Ahora, sindicatos y empresarios de Malpica y de Lugo quieren emular a la asociación ferrolana y ya han pedido su asesoramiento para poner en marcha planes similares en esas zonas. De hecho, ayer mismo los agentes sociales lucenses se reunieron en Ferrol con sus homólogos de la comarca para conocer los pasos que habían dado para crear la asociación y los resultados obtenidos.

«Nosotros no somos quién para crear nada, no tenemos poder para aprobar obras, pero intentamos que las administraciones cumplan con lo que prometen. No queremos suplantar a nadie, más bien queremos ser un apoyo y colaborar con los alcaldes o con quien haga falta para sacar las cosas adelante», explica el empresario José Rilo, presidente de la entidad, quien admite que, pese a las diferencias entre los agentes sociales, la unión en la AIPF «ha posibilitado que se arreglen muchos problemas laborales sin tener que llegar a conflictos mayores».