«Gaspar» da un «susto de muerte» en la ría de Ferrol

FERROL

03 abr 2009 . Actualizado a las 14:36 h.

Gaspar

ya atemorizó a los buzos de la ría de Vigo el verano pasado. Y ayer, en Mugardos, el arroaz más famoso de Galicia volvió a sembrar el miedo. Porque eso, «muchísimo miedo», fue lo que sintió Joaquín Plana Oliveira tras toparse con el solitario delfín en aguas de la ría de Ferrol.

El encuentro tuvo lugar en torno a las siete de la mañana, poco después de que este mariscador mugardés saliese a faenar a bordo de su embarcación. «Primero noté un vaivén, después le vi asomar la cabeza y a continuación sentí un estallido: el delfín acaba de arrancar de cuajo la vara del raño y la arrastraba hacia el mar», relata el marinero todavía con el susto en el cuerpo.

Atemorizado, y después de comprobar que el animal le había destrozado su aparejo de pesca, se dirigió «a toda velocidad» hacia el muelle mugardés. Pero Gaspar lo siguió. Y, poco antes de que el mariscador alcanzase la rada, el arroaz zarandeó su embarcación. A Joaquín Plana casi se le sale el corazón por la boca: «El tal Gaspar se metió debajo del barco y lo elevó por la zona de la popa; me llevé tal susto que cuando todavía faltaba un metro para alcanzar el puerto di un salto y fui a caer de rodillas».

Ya en el muelle, y sin su principal herramienta de trabajo, el marinero se vio obligado a tomarse el día libre. «Hoy he perdido mi jornada de trabajo, pero para mí eso es lo de menos; lo peor es que me he llevado un susto de muerte y todavía tengo miedo. En los quince años que llevo trabajando en el mar nunca me había pasado nada así», apunta Plana.

El mariscador se siente indignado y cree que alguien debería tomar cartas en el asunto, «porque esto ya está pasando de castaño a oscuro». «Yo no digo que el animal sea agresivo, pero puede resultar muy peligroso, sobre todo para los mariscadores... ¿Va a hacer falta que ocurra una desgracia para que alguien tome medidas?», se pregunta el marinero. Por lo de pronto, él tiene clara una cosa. Mañana esperará a la luz del día para salir a faenar. Y no lo hará solo, sino junto a otros compañeros. «Quiero estar arropado, por si pasa cualquier cosa», dice Joaquín Plana.

La Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN) recuerda que el delfín no es agresivo, pero debido a su tamaño -tres metros de largo y 400 kilos de peso- puede resultar peligroso. Lo mejor, repiten hasta la saciedad, es no acercarse a Gaspar . Y mucho menos jugar con él.