El comercio de A Magdalena resiste la crisis con la apertura de negocios

Xosé V. Gago / Luis Á. Núñez

FERROL

10 mar 2009 . Actualizado a las 11:36 h.

La crisis les está creando muchas dificultades, pero los comerciantes del centro histórico están, por el momento, logrando salir del paso. Ese es el análisis que hace el Centro Comercial Aberto de A Magdalena (CCA), que reconoce que se están produciendo cierres, pero señala que también están aterrizando nuevos negocios en el barrio. Ambas circunstancias se traducirían en un cierto estancamiento, una situación no tan negativa en el actual contexto de crisis económica. Sin embargo, en la entidad también señalan que muchos empresarios «lo están pasando bastante mal» y, si la mala coyuntura económica se prolonga, quizá pueda aumentar el número de cierres.

Por el momento, la llegada de nuevos negocios, principalmente franquicias y establecimientos gestionados por «profesionales, antes que de tradición familiar, están logrando equilibrar la balanza con los cierres, e incluso mejorarla. La Voz realizó en el 2007 un estudio a pie de calle que recorrió todas las vías entre la plaza de España y las calles Iglesia, Sol y San Diego.

Se contaron todos los bajos ubicados en esa zona susceptibles de ser ocupados por negocios, independientemente de su situación legal o de si el edificio en el que están situados estaba en ruinas, con carencia de servicios o problemas de habitabilidad. El resultado fue que 232 locales estaban vacíos, casi el 25% de los 926 espacios que se contabilizaron en total.

La Voz repitió ayer por la mañana el mismo examen, y se aprecia una ligera mejoría de la situación económica del centro histórico. Se contabilizaron en total 215 bajos sin ocupar, y una reducción de los locales vacíos en calles como Magdalena o Sol, que hace dos años eran las que presentaban más establecimientos inactivos.

La situación ha mejorado, pero todavía está lejos de la de agosto del 2006, cuando otro análisis de La Voz realizado de la misma forma cifró en 180 el número de locales vacíos en el centro.

Un barrio con 725 negocios

El CCA también ha realizado su propio estudio, aunque es más específico y solo tiene en cuenta los bajos susceptibles de ser ocupados de forma inmediata. Es decir, aquellos situados en edificios totalmente habitables y con toda la documentación necesaria en regla.

Según esa estadística, en el 2007 el barrio de A Magdalena tenía 725 negocios de todo tipo en activo, y el número de bajos desocupados, de las características antes citadas, ascendía a 144. Los datos de la entidad comercial también reflejan una cierta mejoría, ya que a primeros de aquel año sus técnicos contaron 680 negocios en activo.

En la actualidad, la calle Magdalena es la que presenta el mayor número de establecimientos sin ocupar, aunque también es una de las del barrio con más espacios útiles, unos 188, por lo que proporcionalmente está en mejor situación que la calle Galiano, por ejemplo, donde están vacíos 16 de los 73 bajos con potencial para ser utilizados con fines comerciales.

La distribución

Los locales vacíos no están distribuidos con uniformidad. Todo lo contrario, la mayoría se concentran en zonas muy determinadas. En primer lugar, hay más bajos sin utilizar en la periferia del barrio. En las calles Sol e Iglesia, por ejemplo.

En ese último vial, las zonas con menor actividad coinciden con la pendiente paralela a la nave de Pescadería del Mercado Central, una zona que registra menor tránsito que las proximidades de la plaza del Callao.

También hay más negocios cerrados y bajos sin uso en las zonas del barrio que limitan con la plaza de España y Ferrol Vello. Ambas registran también menos transeúntes. La primera, por la presencia de las obras y los recientes trabajos de peatonalización.

Sin embargo, el presidente del CCA, Víctor Izaguirre, es optimista y cree que el área recuperará el pulso con la finalización de la reforma de la plaza, que considera prioritaria.

Más complejo a corto plazo parece el futuro de las calles próximas a Ferrol Vello, ya que la situación de conservación del barrio antiguo probablemente no se resolverá hasta dentro de varios años, y es muy difícil que pueda recuperarse como zona de paseo hasta ese entonces.

En otras calles, los bajos vacíos suelen coincidir con las zonas peor conservadas. Parece evidente que es más complejo mantener un negocio situado entre edificios tapados con redes verdes. Ese fenómeno es evidente en la calle Sol y especialmente en las cercanías del Rena.

Pero también se da el efecto contrario. En muchas calles, son los mismos establecimientos comerciales los que sustentan inmuebles que, por el motivo que sea, carecen de un mantenimiento adecuado. La mayoría de los edificios pertenecen a varios propietarios y, en muchos casos, los dueños de los comercios deben resignarse al comprobar que solo ellos rehabilitan los bajos, mientras que las partes superiores de la estructura se deterioran cada vez más.