El Rupert de los perros crea escuela

Beatriz Antón beatriz.anton@lavoz.es

LUGO CIUDAD

20 feb 2008 . Actualizado a las 03:16 h.

Por el ojito de La Mirilla se cuela hoy un auténtico maestro del peine y las tijeras. Juan Chedas cepilla como nadie, pero sus clientes jamás han recurrido a él con un grito del tipo «Rupert, te necesito». Su cariño se lo demuestran de otra forma. Con ladridos, gemidos y algún que otro lametón. Porque Juan Chedas es peluquero, sí, pero de perros y caballos. Este ferrolano afincado en San Sadurniño confiesa que de pequeño no le gustaban demasiado los canes. «Fue una afición tardía», asegura. Cuando ya tenía veinpocos años, Juan se compró un schanauzer y fue entonces cuando descubrió su amor por los animales... Y se dio cuenta de que tenía mano para cuidar las melenas. «Mis amigos se quedaban sorprendidos de lo bien que arreglaba a mi perro y empezaron a traerme a los suyos para que les cortase el pelo; la cosa fue a más y hubo un momento en que me di cuenta de que tenía que prepararme», recuerda Chedas. Así que se marchó a Barcelona, hizo varios cursos y hoy en día puede presumir de tener su propia academia en A Coruña; dar cursos en la Facultad de Veterinaria de Lugo y presidir la Asociación Nacional de Peluquería Equina, Canina y Felina . Pero hoy no llega a esta página por estos méritos, sino porque Juan Chedas, junto a Tamara Pego , otra profesional del cepillo y las tijeras, abrirá muy pronto en San Sadurniño un gran centro de formación donde se impartirán cursos de peluquería canina, manejo de caballos, auxiliar veterinario y ayudante herrador. Solicitudes de Madrid. El centro de formación que Chedas y Pego dirigirán en San Sadurniño tendrá aulas formativas, instalaciones para los animales y hasta habitaciones para los alumnos. Juan me cuenta que decidió ponerlo en marcha después de recibir muchas solicitudes para asistir a sus clases de gente de fuera de Galicia, sobre todo de Madrid. Y también porque parece que cada vez habrá más demanda de este tipo de cursos: «La de peluquero canino es una de las profesiones con más futuro», advierte. El centro no abrirá sus puertas hasta el próximo verano, pero si quieren acercarse al trabajo de este ferrolano no tienen más que darse un paseo por el centro comercial Odeón este fin de semana. Bajo la organización de Chedas y Pego, allí tendrá lugar el sábado y el domingo el quinto Campeonato Gallego de Peluquería Canina . Allí se darán cita alrededor de cuarenta profesionales de la comunidad, se darán clases gratuitas de adiestramiento y habrá demostraciones de perros de rescate y de terapia, además de una pasarela equina.

Cambiamos de tercio. Y de la peluquería pasamos al periodismo. Una profesión de la que seguramente sabrán muchas más cosas los alumnos del colegio Jorge Juan de Xuvia (Narón) que la semana pasada visitaron las instalaciones de la central de La Voz de Galicia en Ferrol. Además de ver la redacción, donde se cuecen a fuego lento o rápido -según el caso- las noticias, los alumnos también visitaron la rotativa, la sala de expedición y cierre, el almacén de papel y, por supuesto, el Museo Santiago Rey Fernádez-Latorre , donde hay más de 4.500 ejemplares de periódicos y revistas de todo el mundo y de diferentes épocas históricas, así como 38 máquinas de producción periodística. ¿Se le habrá despertado a alguno la vocación?

Y hoy enfilamos la recta final de La Mirilla con un apunte cultural que tiene como protagonista a Mercedes Castro . Resulta que la primera novela de esta escritora ferrolana afincada en Madrid -que lleva por título Y punto - ha sido todo un éxito. La obra salió a la calle hace apenas un mes y, según nos ha comunicado la propia Mercedes, va ya por la segunda edición, que se dice pronto. Ella, como ustedes se imaginarán, está más contenta que unas pascuas con la acogida que ha tenido su libro y esa euforia la expresa con un humor de lo más personal en su blog, que, por cierto, les recomiendo que visiten, porque seguro que al hacerlo se les dibujará una sonrisa en la boca. A mí no sólo me sucedió eso, sino que la sonrisa fue a más. Y se tornó en carcajada. Vamos, que merece la pena leerlo.

Y punto.