Un plebiscito sobre los escándalos de Berlusconi

María Signo

ESPAÑA

03 jun 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Cuando en marzo tuvo lugar el primer congreso del Pueblo de la Libertad (PdL), Silvio Berlusconi anunció que alcanzaría el 51% de los votos de las elecciones europeas de junio. Todo parecía a su favor, sobre todo tras el terremoto del 6 de abril en Los Abruzos, cuando sus constantes visitas a L'Aquila, sus fotos acariciando ancianas y saludando a niños y sus promesas de una rápida reconstrucción pusieron por las nubes su popularidad. Tuvo que ser su mujer, Veronica Lario, con su anuncio de divorcio, la causante de su primera crisis de confianza.

Único líder europeo que se presenta como cabeza de lista de su partido, para Berlusconi hoy más que nunca los comicios del 6 y 7 de junio representan un plebiscito sobre su figura. Sus escándalos conyugales y judiciales no parece que le vayan a impedir una fácil victoria. Los sondeos le dan entre un 38% y un 40% de los votos. El principal partido de la oposición, el izquierdista Partido Democrático, estaría entre un 26% y un 29%. Si así fuera, el PdL mejoraría el 37,4% de las legislativas del 2008, mientras la izquierda confirmaría su declive, ya que en aquella ocasión alcanzó el 33%. Solo el omnipotente dominio que tiene de los medios de comunicación puede explicar la gran popularidad de Il Cavaliere a pesar de la reciente sentencia del caso Mills, en la que aparece como «corruptor» del abogado inglés, o las acusaciones de frecuentar a menores y las denuncias sobre el uso de recursos públicos para sus fiestas privadas.

A la defensiva

Pero algo ha cambiado en Berlusconi, que ve todos estos escándalos como «una maniobra de la izquierda». De un presidente alegre y desafiante se ha pasado a un hombre siempre a la defensiva que se niega a hablar con los periodistas de La Repubblica porque cada día insisten con diez preguntas sobre su relación con la joven Noemi, o reacciona violentamente ante la propuesta del corresponsal de L'Unitá de suspender la Lodo Alfano , la ley de inmunidad para los cuatro mayores cargos del Estado.

Preocupado y obsesionado, Berlusconi parece haber olvidado por completo la campaña. No hay noticias de los grandes mítines que había anunciado en abril con las tres jóvenes y guapas candidatas Lara Comi, Licia Ronzulli y Barbara Matera, las únicas de las 25 bellas jóvenes que en principio se habían anunciado.

Solo Dario Franceschini, del PD, parece haberse tomado en serio la cita electoral, con visitas por toda Italia intentado a la desesperada atraer los votos de los electores desilusionados por la gran fragmentación de la izquierda, donde un rosario de siglas herederas del PCI se hacen la guerra.

El gran beneficiado de la situación será la Liga Norte, aliado de Berlusconi y que ya en las pasadas elecciones obtuvo el 8,3% de los votos con su política xenófoba, que responde a los miedos de tantos desocupados que ven en el inmigrante un ladrón de puestos de trabajo. También Italia de los Valores, del ex juez Antonio di Pietro, con una política claramente anti Berlusconi, espera mejorar sus resultados con los votos de los desilusionados por la excesiva moderación del PD.

Mientras tanto, el italiano medio, preocupado por superar una crisis económica de la que el Gobierno parece haberse olvidado, sigue con indiferencia la polémica en torno a Berlusconi y la campaña de unas elecciones en las que la ganadora será la abstención.