Las salidas de Baltasar Garzón

ESPAÑA

La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha dejado claro que no lo apoya en el contencioso de la Memoria Histórica y el Supremo ya le mandó el primer mensaje

09 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Por si alguien albergaba alguna duda, el pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, reunido en sesión extraordinaria el pasado viernes, acordó por amplísima mayoría -los dos tercios de los asistentes- paralizar todas las iniciativas del Juzgado Central de Instrucción número 5 en el sumario de la Memoria Histórica, hasta que este órgano judicial no resuelva el recurso de la Fiscalía en el que se cuestiona de plano la competencia del instructor para seguir adelante con esta causa.

De entrada, llama la atención la celeridad con la que el presidente de la Sala de lo Penal, Javier Gómez Bermúdez, atendió a un requerimiento de la Fiscalía, formulado en la misma mañana del viernes. También sorprendió a más de uno el tiempo que duraron las deliberaciones -más de tres horas- y los apoyos que obtuvo la tesis contraria a la de la mayoría -un tercio de los presentes, con votos particulares incluidos-, cuando lo que esperaba el convocante era un respaldo, si no unánime, sí mucho más amplio. Es el primer síntoma de que Garzón no está tan solo como más de uno podría creer.

¿Qué razón de ser puede tener tan meteórica respuesta? El escrito de la Fiscalía presentado a las nueve de la mañana del mismo viernes y la consiguiente reacción de la sala obedece a que el magistrado Santiago Pedraz, titular en funciones del Central 5, por baja médica de Baltasar Garzón desde el pasado 27 de octubre, dictó varias providencias autorizando la apertura de otras cinco fosas comunes concretas y una cripta del Valle de los Caídos. Decisión esta última de amplios efectos mediáticos.

Son muchos los que no entienden por qué un juez sustituto que, al menos teóricamente, no tiene por qué estar al corriente de la causa nada más asumir la sustitución, empieza a firmar providencias en un tema tan vidrioso y en el que la competencia del instructor está recurrida.

Esos mismos se preguntan por qué si el juez sustituto se siente capacitado para dictar providencias, no emite el informe que está esperando la sala del instructor para poder resolver el recurso de la Fiscalía.

Si no surgen nuevas complicaciones médicas o de otro tipo, es previsible que Baltasar Garzón se reincorpore mañana lunes a sus funciones.

¿Cómo se presenta la semana? Todo hace pensar que el magistrado, en cuestión de días, remitirá a la sala un informe que, con toda seguridad, ya tiene listo desde el mismo día que recibió el recurso de la Fiscalía.

Tensar la cuerda

Más de uno se pregunta si, una vez que se reincorpore, se atreverá a firmar personalmente nuevas providencias. Es preferible pensar que no, porque lo contrario sería tensar demasiado la cuerda y los efectos podrían ser demoledores: una querella por desacato estaría servida.

Por el contrario, si todo discurre con normalidad, el pleno de la Sala de lo Penal se reunirá de nuevo el próximo viernes. Esta vez, ya con los informes y alegaciones de todas las partes sobre la mesa. El resultado, con todos los matices que se le quieran poner, está cantado.

Y después, ¿qué? A partir de ahí al magistrado no le va a quedar más salida sensata que, con todo el dolor de su corazón y de todos aquellos que han apoyado incondicionalmente su iniciativa, archivar la causa.

¿Seguirá trabajando en la Audiencia Nacional como juez instructor? No es un secreto para nadie que ya intentó en varias ocasiones dejar su actual destino.

La presidencia de la Audiencia Nacional, vacante desde hace semanas, podría ser una salida, pero con la que está cayendo no lo tiene fácil. Personas que lo conocen bien aseguran que solo presentará su candidatura si de antemano le garantizan su elección.

Aunque esa salida en estos momentos la tiene más difícil que nunca, sus enemigos, que los tiene y muchos, llevan tiempo maniobrando para evitarlo. Esa sería la finalidad de la última querella conocida que se presentó contra él en el Supremo. El que el alto tribunal no haya decidido aún si la admite o no a trámite se puede interpretar como un mensaje para disuadirlo de que opte a la presidencia de la Audiencia Nacional.

Son muchos los que lo ven en un órgano judicial supranacional, como el Tribunal Penal Internacional, al que, por cierto, pronto le toca renovar todos o parte de sus cargos.

En cualquier caso, siempre le queda la opción del ejercicio privado de la profesión, en un gran bufete o por cuenta propia. Donde menos futuro se le ve es en su actual destino.