Un tira y afloja constante por parte del Gobierno de Rabat

La Voz

ESPAÑA

04 ene 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Las relaciones hispanomarroquíes quedaron institucionalizadas al más alto nivel tras la primera visita del monarca Hasán II en 1989, con la firme promesa de celebrar encuentros anuales y con la posterior firma -el 4 de julio de 1991- del Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación entre los dos países.

En los últimos años la relación entre España y Marruecos ha vivido varios momentos de desencuentro, si bien desde 1975, año en el que comenzó la anexión del Sáhara Occidental a Marruecos, ambos países fueron superando sus diferencias. Entre las cuestiones que protagonizaron el constante tira y afloja por parte del Gobierno de Rabat se encuentran la lucha de Marruecos por la soberanía del Sáhara Occidental, los acuerdos pesqueros entre Marruecos y la UE, las quejas españolas ante la falta de control marroquí sobre la inmigración clandestina y el narcotráfico, así como las constantes reivindicaciones soberanistas de Marruecos sobre las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

Ofensiva diplomática

Un momento difícil en las relaciones bilaterales fue la aprobación por parte de España de los estatutos de autonomía de ambas ciudades -en septiembre de 1994-, que obtuvo como respuesta una ofensiva diplomática por parte de Marruecos al solicitar a la ONU la «devolución» de las ciudades. Otro momento de desencuentro se desencadenó el 27 de octubre del 2001, cuando el Gobierno de Rabat retiró por tiempo indefinido a su embajador en Madrid y cuatro días después suspendió la reunión de alto nivel (RAN) prevista para diciembre de ese año. El origen de estas decisiones fue la disconformidad marroquí ante la postura de Madrid en el asunto inconcluso del Sáhara Occidental.

Al la crisis diplomática del 2001 se sumó el conflicto de Perejil, un pequeño islote que fue ocupado por varios gendarmes marroquíes el 11 de julio del 2002. Esta acción fue justificada por Rabat como parte de su estrategia «en la lucha contra la inmigración clandestina y el terrorismo». La reconciliación diplomática llegó el 30 de enero del 2003 cuando, tras 15 meses de hostilidades, España y Marruecos anunciaron el regreso de sus respectivos embajadores.

El último episodio de tensión sucedió el pasado mes de noviembre, cuando el embajador marroquí en España, Omar Azziman, fue llamado a consultas por orden del rey Mohamed VI como símbolo de la irritación que provocó la primera visita oficial de los Reyes españoles (los días 5 y 6 de ese mes) a las ciudades autónomas del norte de África cuya soberanía reclama Rabat. El desplazamiento de los Reyes a Ceuta y Melilla fue además mal visto en Marruecos por coincidir con el aniversario de la marcha verde,