El BCE rescata a España del abismo

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

La prima de riesgo rozó los 500 puntos y el Tesoro pagó un 7 % por los bonos a diez años

18 nov 2011 . Actualizado a las 09:47 h.

España se asomó ayer al abismo de los 500 puntos. Ese por el que antes cayeron Grecia, Irlanda y Portugal y por el que también transita peligrosamente Italia. En una jornada que pasará a la historia como una de las más negras para la economía española, a tres días de las elecciones generales y coincidiendo con una crucial subasta del Tesoro, los mercados redoblaron su asedio y a punto estuvieron de arrojarla por el precipicio.

Si no lo hicieron, fue solo gracias a la providencial intervención del Banco Central Europeo, que se empleó a fondo en la compra de bonos españoles e italianos. Y, esta vez sí, logró evitar el desastre.

Pero, antes de eso, a primera hora de la mañana, la prima de riesgo española -el mejor termómetro de la confianza de los inversores en las finanzas de un país- había emprendido una alocada carrera que la llevó en volandas hasta las mismísimas puertas del infierno. Se quedó a un punto de los temidos 500.

Y, por si había alguna duda de lo caro que le puede costar al país el ocupar ahora el ojo de este devastador huracán, la subasta del Tesoro las despejó todas. Sin atisbo alguno de piedad, los inversores le apretaron las tuercas hasta conseguir que les pagara una media del 6,975 % por los bonos a diez años que le compraron: 3.562 millones en total. Habría que remontarse a 1997 para ver niveles más altos.

Es cierto que el Tesoro pagaba más en aquella época, pero entonces no existía el euro, la política monetaria la decidía el Banco de España, los Gobiernos podían acudir a la devaluación y España estaba haciendo méritos para formar parte de la Unión Monetaria. Ahora, el que el Estado tenga que pagar cinco puntos porcentuales más que Alemania para obtener dinero no resulta compatible con la pertenencia a una zona económica común. Sin olvidar que ese encarecimiento lo contamina todo, hace inviable la financiación de las empresas y por esa vía estrangula el crecimiento.

El bálsamo

Después, llegó el BCE con su bálsamo. Ese que aplica en pequeñas dosis. El mismo que alivia el dolor de las heridas, pero no las cura. Y, tras su paso por la enfermería, la prima de riesgo se enfrió, para cerrar en 459 puntos. Un nivel que, ni de lejos, nos permite respirar aliviados, y un aviso a navegantes en toda regla para el nuevo Gobierno que salga de las urnas.

Recortes, recortes y recortes en pro de la disciplina fiscal. Es la medicina que receta cada día Merkel a los países en apuros, a quienes ayer volvió a recordarles que el BCE no está para sacarlos definitivamente del atolladero. Como mucho, para echarles un cable como el ayer. «Mi postura en este punto es increíblemente sólida», espetó.

Y, lo es, pese a que esa posición ha abierto fisuras en su alianza con Francia. El país galo también probó ayer las hieles de la especulación. Su prima de riesgo rebasó los 200 puntos a primera hora de la mañana, para retroceder después hasta los 175. Y no solo eso. El Tesoro francés también tuvo que retribuir a tipos de interés más altos sus bonos a corto, medio y largo plazo.

Bélgica también marcó ayer récord en 319 puntos. En el caso de Italia, la prima bajó hasta los 492, lejos ya del máximo de 574 puntos de la semana pasada, cuando comenzó a fraguarse la caída de Berlusconi.

El panorama es tan negro que los líderes europeos están discutiendo con el Fondo Monetario Internacional la posibilidad de que el BCE preste dinero a este organismo para que, llegado el caso, pueda rescatar a España e Italia. Así lo recogía ayer la agencia Reuters, que citaba fuentes oficiales, quienes, en cualquier caso, apuntaban que la idea está todavía en mantillas.

La Bolsa aguanta el tirón

Con el huracán de la deuda como telón de fondo, las bolsas perdieron terreno, pero sin demasiados aspavientos. Para algunos, la relativa calma con la que están digiriendo estos días a la escalada del riesgo revela que realmente no creen que el euro esté en peligro. Si lo temieran, se habrían desfondado, dicen.

Sea como fuere, lo cierto es que ayer la Bolsa española, y mientras la rentabilidad del bono patrio escalaba hasta niveles desconocidos desde la entrada en el euro, cerraba sus puertas con un retroceso del 0,40 %, el menos abultado de las plazas europeas.

Francia volvió a probar ayer las hieles del ataque de los especuladores

El Ibex mantuvo el tipo pese al huracán de la deuda y cayó solo un 0,4 %