El Banco Mundial plantea volver al patrón oro mientras arrecian las críticas contra el plan de estímulo de EE. UU.
ECONOMÍA
Los países del G-10 insistieron en Basilea en que sus políticas monetarias no persiguen depreciar sus divisas
09 nov 2010 . Actualizado a las 03:09 h.Con la reunión del G-20 en capilla, los dirigentes de los principales órganos económicos mundiales toman posiciones para la cita de Seúl, donde el jueves y el viernes la guerra de divisas tendrá un lugar destacado en la agenda de trabajo. Y para caldear el ambiente, ayer mismo, en un artículo publicado en el Financial Times, el presidente del Banco Mundial (BM) y ex secretario del Tesoro norteamericano, Robert Zoellick, proponía la vuelta al patrón oro como referencia en las paridades de las principales divisas.
El patrón oro establece el valor de la moneda de un país en función de una cantidad fija de oro. Así, los tipos de cambio quedan determinados por la relación entre los precios oficiales del oro en cada divisa.
«Aunque los libros de texto vean el oro como dinero antiguo, los mercados están usándolo como moneda alternativa hoy», señalaba Zoellick, que plantea la inclusión en el nuevo sistema -reeditando el fracasado modelo de Bretton Woods- de las principales divisas: dólar, euro, yen, libra y yuan.
El presidente del BM no fue el único que ayer puso sobre la mesa la convulsa realidad monetaria. El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, criticó abiertamente el plan de estímulo aprobado la pasada semana por la Reserva Federal (Fed) norteamericana, por el que se inyectarán 600.000 millones de dólares en la economía. Juncker se sumó así a las acusaciones ya formuladas por Alemania, que considera que la medida depreciará artificialmente el dólar, haciéndolo aún más competitivo en el mercado exterior.
Juncker acusó a Estados Unidos de hacer «exactamente la misma política» que le critica a China, pues ambos están forzando la debilidad de sus divisas. De hecho, el Gobierno chino también advirtió ayer de las consecuencias negativas que el plan de la Fed tendrá sobre las economías emergentes, aunque Obama respaldó la medida.
Ajenos al cruce de acusaciones de sus Gobiernos, los bancos centrales del G-10 (EE.UU., Canadá, Japón, China, Francia, el Reino Unido, Italia, Holanda, Suecia, Suiza y Bélgica), reunidos en Basilea, negaron -por boca de su portavoz, el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet-, que sus políticas monetarias persigan depreciar las divisas.