El recorte de primas a las renovables y el retraso en la puesta en marcha de los parques, claves del proceso

La Voz

ECONOMÍA

20 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El fuerte recorte en la demanda del viento gallego (que aun así supera con creces la oferta, por lo que la Xunta certificó ayer el «éxito» del proceso abierto en marzo) solo se explica en un contexto marcado por las fuertes restricciones financieras y la incertidumbre sobre la retribución a esta energía.

El corte en la liquidez ha dificultado el acceso a los avales bancarios necesarios para concurrir al proceso, lo que ha dejado por el camino los grupos sin la liquidez suficiente y, junto con el tope de adjudicación previsto en la convocatoria, ha limado también las aspiraciones de los que se presentan, que ya no repiten las ofertas desorbitadas de hace dos años, cuando eran comunes los grupos que optaban a más de la mitad de los megavatios en liza.

La inseguridad del sector tampoco ha ayudado al concurso, que nació en pleno debate sobre el recorte de primas a las renovables. Y aunque el Gobierno ha pactado ya un tijeretazo temporal del 30% con efectos solo hasta el 2013, desde el sector no descartan nuevos ajustes en ese horizonte, lo que aminora la rentabilidad de los parques.

Unas instalaciones que tardarán años en entrar en funcionamiento, dado que, aparte de los plazos de la propia Xunta -que tiene ahora cuatro meses para resolver las adjudicaciones (aunque algunas fuentes creen que podría prorrogar ese plazo y alargar el proceso hasta final de año)-, los parques tendrán que anotarse en el prerregistro del Gobierno para poder cobrar las subvenciones.

Por eso, alguno de los empresarios que ayer presentó su oferta aseguran que compraron «un boleto para el 2018» y criticaron que la falta de seguridad jurídica en el sector ha dificultado cerrar un plan de negocio serio, al tiempo que destacaron que la Xunta se ha negado a paralizar el proceso pese a las presiones de algunos operadores.