Las cajas negociarán el mayor convenio empresarial gallego

Miguel Á. Rodríguez REDACCIÓN/LA VOZ.

ECONOMÍA

Diez mil trabajadores se verán afectados por las decisiones de la mesa laboral

18 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El futuro director general de la caja única gallega, José Luis Pego, y su director adjunto, Javier García de Paredes, abrirán esta semana el que será el primer gran reto de la fusión, una vez acordada entre las partes. La mesa laboral que se constituirá en los próximos días se verá obligada a negociar el mayor convenio empresarial de Galicia. No será tarea fácil. Los sindicatos quieren que lo que allí se pacte no se limite a los 7.800 trabajadores actuales de las dos cajas, de los cuales 990 se prejubilarían en unas condiciones todavía por definir. También afectará a dos mil trabajadores más de las actuales contratas externas de Caixa Galicia y Caixanova (fundamentalmente personal de limpieza y seguridad).

Solo Citroën, en Vigo, negocia un convenio de proporciones similares. La planta automovilística llegó a contar con 13.000 empleados, pero el último convenio afectó tan solo a 9.000 personas y en la actualidad no llegan a 7.500.

El nacimiento del gigante financiero, la quinta caja por activos de España, con más de 77.000 millones de euros, desequilibrará también el peso sindical. La CIG, mayoritaria en Caixa Galicia, espera un apoyo amplio entre la plantilla de la nueva caja. Pero la central independiente CSICA, mayoritaria en Caixanova y tachada de «amarilla» por el resto de centrales, pretende cobrar mayor fuerza en Galicia.

Para marcar terreno, y también como advertencia a los directivos, la CIG tiene convocada una manifestación para el próximo día 24. Será la primera. Y solo se anularía si para entonces la mesa laboral está ya negociando y con «avances».

El diálogo tranquilo se antoja casi imposible. Sobre todo por las diferencias entre los convenios de Caixa Galicia y Caixanova, y también por las incertidumbres propias de la fusión.

UGT, CIG y CC.?OO. aseguran que no está claro el futuro de las dos mil personas que trabajan ahora en los servicios centrales de las dos cajas (mil en A Coruña y otro millar en Vigo), porque «se desconocen las funciones de las cosedes en las dos ciudades». El problema se agrava con los servicios centrales radicados en Madrid. Caixanova tiene en la capital de España su CPD (centro de proceso de datos), mientras el de Caixa Galicia está en A Coruña. El año pasado, Caixanova comunicó que los servicios centrales de banca personal se quedarían en Madrid. Los sindicatos temen que eso termine condicionando el futuro de muchos empleos en Galicia.

Y es que la movilidad laboral será otro problema de envergadura. Además del futuro asentamiento de los servicios centrales, cerrar las 204 oficinas previstas, fundamentalmente en las localidades donde la duplicidad es mayor, supondrá el traslado de muchas familias. Y la venta en bloque de otras 235 sucursales (todas fuera de Galicia) implicará que muchos trabajadores acepten su traslado a otra empresa.

Diferencias de 6.000 euros

A los sindicatos les preocupa saber si se impondrán las condiciones laborales de Caixanova o de Caixa Galicia. Ambas entidades comparten convenio colectivo. Pero en Caixa Galicia «houbo moitas melloras en materia de carreira profesional», admite un portavoz de la CIG. Estas mejoras afectan a salarios, horarios o planes de pensiones.

Caixanova mantiene retribuciones complementarias con parte fija y variable, pero a los sindicatos les parece una medida «discrecional» que conviene abolir. Lo cierto es que las diferencias retributivas entre las dos entidades en categorías altas rondan los 6.000 euros brutos al año, según cálculos de la CIG.

No será fácil encajar esas divergencias. Y no son las únicas. En Caixanova, directores e interventores rigen sus retribuciones por convenio. En Caixa Galicia, los sueldos están por encima del convenio.

Caixa Galicia tiene en marcha un plan de igualdad para equiparar mujeres y hombres (con diferencias salariales de hasta 19.000 euros) que en Caixanova está en fase de negociación. Los sindicatos temen que las cajas apelen a la crisis para recortar derechos adquiridos. Y están dispuestos a pelear para defenderlos.