España ha perdido 87.000 millones de euros con la crisis y destruirá riqueza hasta el 2011

M. A. Rodríguez / G. Lemos

ECONOMÍA

Por cada diez parados que había en el país en el 2007, antes de la tormenta económica, ya se cuentan ahora 23

15 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

A comienzos del 2007, el producto interior bruto (PIB) español crecía a un ritmo del 4%. En el tercer trimestre del 2009 cayó un 4% en tasa interanual. Estos ocho puntos de vértigo significan una grieta de 87.000 millones de euros en la riqueza nacional. Ni la OCDE, ni el Fondo Monetario Internacional, ni la Comisión Europea vislumbran que el país pueda abandonar la recesión hasta bien entrado el 2010. La luz al final del túnel de la crisis se atisba, como muy pronto, en el 2011. Para entonces, la destrucción de la riqueza nacional superará los 120.000 millones de euros según los expertos. Es decir, dos veces el PIB gallego y casi once veces el actual Presuposto de la Xunta. Algo así como si Galicia anulase sus cuentas públicas durante más de un decenio.

¿Brotes verdes? Haberlos, haylos. Es cuestión de buscar. La venta de vehículos (subvencionada desde hace un año) creció un 26%, y la contabilidad nacional, por ejemplo, se recuperó una décima en el último trimestre, aunque cayó (hasta el 4%) por quinto trimestre consecutivo, y engorda así el mayor período recesivo de la democracia. Los españoles ahorran más, es cierto, casi un 8% más que antes de la crisis. Pero no gastan su dinero porque desconfían de la economía. La demanda nacional partía en el 2007 de un crecimiento interanual del 4%. Ahora está desplomándose a un ritmo superior al 3%. La caída supera ligeramente los 7,5 puntos. Es decir, se la ha tragado literalmente el ahorro.

El menor consumo español, unido a que las ventas al exterior siguen sin remontar, provocan que las empresas también produzcan menos. Mucho menos. En septiembre de este año, a niveles un 12,5% inferiores a los del mismo mes del 2008. Y desde finales del 2007 hasta hoy, el desplome de la producción nacional ronda el 19%. ¿Por qué?, fundamentalmente, por la excesiva dependencia española de algunos sectores especialmente dañados por esta crisis: en gran medida ladrillo y automoción, que juntos sumaban algo más del 19% del PIB nacional.

La consecuencia directa e irremediable de esta secuencia fatal es una herida sangrante en el tejido laboral español de consecuencias todavía no medidas. De hecho, que España lidere el paro en Europa es el factor más crítico y también el principal obstáculo para saber con meridiana exactitud cuándo saldremos de la crisis y, sobre todo, a qué ritmo o con qué desfase real (y social) respecto a nuestros vecinos europeos.

Y es que la destrucción de riqueza ha sido directamente proporcional al resquebrajamiento del tejido laboral español que, en solo un año, ha destruido más de 1,5 millones de puestos de trabajo. A 31 de septiembre, más de 4,1 millones de españoles buscaban un empleo, frente a los 2,6 millones de un año antes y a los menos de 1,8 millones de septiembre del 2007 (130% más). Es decir, por cada 10 parados que había antes de que el país entrara en recesión hay hoy 23, pasando de una tasa de desempleo del 8,03 al 17,93% actual.

La crisis ha cambiado además la radiografía del mercado de trabajo. Así, si hace dos años, con el porcentaje de desempleados en mínimos históricos, el paro femenino era un 24% superior al de los hombres, la especial virulencia de la crisis en el sector de la construcción, y en menor medida en la industria, ha disparado el número de hombres en paro hasta los 2,3 millones, un 25% superior al femenino (1,8 millones).

Por la grieta abierta tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria se han despeñado en los dos últimos años más de 475.000 puestos de trabajo, según el Servicio Público de Empleo Estatal. De esos nuevos parados, el 97% son hombres, lo que explica el vuelco en la variable de género en las estadísticas del desempleo en España. Tal es la magnitud de la debacle del ladrillo que su tasa de paro se ha triplicado en solo dos años.

Por detrás se coloca el sector servicios, con un 75% más de desempleados, aunque en términos absolutos se lleva la palma, con más de 950.000 puestos de trabajo destruidos en los últimos 24 meses. Le siguen la industria (con 223.500 trabajadores menos) y la agricultura (40.500 empleos amortizados).

Malos augurios

Aunque lo peor no son los datos actuales sino las perspectivas de futuro, que no auguran mejoría. La vicepresidenta económica del Gobierno, Elena Salgado, advirtió en el debate de los Presupuestos que, pese a que la reactivación de la economía empezará a notarse en primavera, la creación de empleo «aún tardará en llegar», puesto que el crecimiento no alcanzará las tasas necesarias en España para que se generen puestos de trabajo, estimadas en torno al 3% del PIB. La patronal de empresas de trabajo temporal (Agett) ha alertado sobre una recaída del empleo en enero, tras la campaña de Navidad y la finalización de contratos temporales, que podría arrojar a otras 250.000 personas, según sus cálculos, a las listas del paro.