La devolución de buques con un 70% construido ya endeuda a varios astilleros y regula empleo en las auxiliares
06 sep 2009 . Actualizado a las 02:00 h.La construcción naval está en crisis en todo el mundo y los astilleros gallegos empiezan a sentirla en su propia piel. La cartera de pedidos no suma un nuevo encargo desde hace 10 meses, porque la caída del tráfico marítimo amontona millares de buques vacíos en los puertos. Pero hay un problema mayor: la cancelación de buques en estado de construcción muy avanzada (con más del 70% de la obra hecha) suma ya una pérdida de ingresos de 300 millones de euros, amenaza con llevar a la quiebra a más de un astillero por falta de liquidez, al no poder cobrar el trabajo, y ya ha llevado a al menos tres auxiliares del metal a la regulación de empleo.
Los empresarios afectados explican que la causa del problema es la dificultad de las armadoras para hacerse cargo de los pagos. «Tienen acceso restringido a los créditos, no logran financiación y aprovechan el más mínimo retraso sobre los planes de entrega para rescindir el contrato», afirma Tomás Casquero, gerente de Aclunaga (Clúster del Naval Gallego).
Solo en la ría de Vigo, en los tres últimos meses, las armadoras han dejado tres buques en el dique seco. La firma noruega Petroleum Geo Services (PGS) ha hecho tambalear los andamios de Factoría Vulcano con su decisión de anular el contrato de dos buques sísmicos Blue Arrow y Blue Sabre (200 millones de euros) por incumplimiento en el plazo de entrega.
La armadora noruega valora los daños ocasionados por la cancelación en «aproximadamente 50 o 60 millones de euros». También pide la devolución de 39 millones que entregó como anticipo, de los que 32 están cubiertos por garantías bancarias.
Vulcano dice que podrá vender los sísmicos sin que sus financias se resientan. El astillero vigués asegura que «la actual situación se resolverá pronto» y anunció que la empresa ha emprendido una batalla legal con la naviera noruega al no coincidir la anulación de los pedidos con lo estipulado en el contrato de construcción. Exige, en definitiva, que le pague daños y perjuicios por la cancelación.
La anulación de un megayate es también la causa de la difícil situación del astillero vigués MCíes, que esta semana se ha visto obligada a acudir a concurso de acreedores para hacer frente a la deuda que le reclaman tres empresas auxiliares. Jorge Sánchez, gerente de MCíes, explica que la rescisión del contrato de un megayate ya prácticamente terminado es lo que ha llevado al astillero a una «falta de liquidez total», pese a tener carga de trabajo suficiente hasta el año 2011.