El ministro de Economía británico, Alistair Darling, presentó ayer un paquete de medidas para reactivar la maltrecha economía británica. Entre las iniciativas anunciadas destaca un recorte inmediato -a partir del próximo lunes- del IVA de 2,5 puntos, desde el 17,5% al 15%, el límite mínimo permitido por la Unión Europea. El Gobierno de Gordon Brown persigue con ello reactivar la confianza de los consumidores británicos de cara a la campaña de Navidad.
Sin embargo, este recorte fiscal, que representa unos 15.000 millones de euros de pérdida de ingresos para el fisco, ha sido calificado en Londres como «de alto riesgo». Para compensar esta merma, el Ejecutivo aumentará a partir de abril del 2010 en un 5% los impuestos de aquellos que ganan más de 180.000 euros al año, cuyo gravamen pasará del 40 al 45%. Esta medida afectará al 1% de la población británica. Además, en abril del 2011 aumentarán medio penique, unos 35 céntimos de euro, los impuestos para quienes ganen más de 25.000 euros al año. Pero la verdadera compensación por la reducción del IVA llegará a través de un aumento del endeudamiento público, que llegará este año a los 100.000 millones de euros. Ante las críticas de la oposición, Darling admitió que la deuda del Estado no regresará a sus niveles de sostenibilidad hasta el ejercicio 2015-2016.
El Gobierno estima que el producto interior bruto (PIB) caerá entre un 0,75% y un 1,25% en el 2009, frente al crecimiento del 2% previsto en los Presupuestos Generales del Estado, aprobados en marzo.