Cinco de cinco: el petróleo ha marcado máximos históricos en todas y cada una de las sesiones de esta semana. El último, por encima ya de los 125 dólares, en el caso del brent (concretamente 125,90); y de los 126,25 en el del west texas. En cinco días, el barril de crudo del mar del Norte se ha encarecido caasi diez dólares, lo que eleva el incremento acumulado en lo que va de año hasta el 33%.
La cotización del oro negro perforó el nivel de los cien dólares a finales de febrero y desde entonces ha sorprendido a todos derribando, una tras otra, barreras hasta hace poco inimaginables.
Creciente demanda
El principal factor que está alimentando esta frenética escalada es la preocupación que genera en el mercado la sed de petróleo de algunos países emergentes, sobre todo de China y la India, y el temor a que la oferta no sea capaz de satisfacer esa creciente demanda. En este contexto, la OPEP, que maneja el 40% de la producción mundial, no ha hecho nada para enfriar los precios. Desde septiembre del año pasado, el cartel se ha limitado a observar impasible la subida de las cotizaciones. La organización achaca el encarecimiento a la debilidad del dólar y a las maniobras especulativas de algunos fondos de inversión, y considera que el mercado está «adecuadamente abastecido».
Factores añadidos
A esta preocupación por la creciente demanda de China y la India, que lleva sobre las mesas de operaciones desde el año 2002, se ha sumado esta semana el temor a problemas de suministro en Nigeria, octavo productor mundial, donde las instalaciones del grupo petrolero Shell en el delta del Níger han sido nuevamente saboteadas por los rebeldes.
Los analistas miran también con preocupación hacia Irán y su cada vez más enconado enfrentamiento con Occidente por su polémico programa nuclear. Temen que los dirigentes del país islámico acaben utilizando el petróleo como arma de presión. Irán es el cuarto productor mundial de crudo, con un bombeo diario superior a los cuatro millones de barriles, y el segundo dentro de la OPEP.