El vértigo gallego de Valery Karpin

Miguel Á. Rodríguez

ECONOMÍA

El ex futbolista ruso del Celta y promotor inmobiliario tiene paradas siete urbanizaciones en las que lleva invertidos cien millones de euros en cuatro años

08 ago 2008 . Actualizado a las 19:19 h.

«A mí la crisis del ladrillo no me afecta. Lo que quiero es que los concellos me dejen hacer mis proyectos». El ex futbolista ruso del Celta y popular promotor inmobiliario Valery Karpin repite la expresión como una muletilla. José Francisco Crespo, su socio en el grupo empresarial creado en el 2003 por el rubio estonio de 39 años, asiente con la cabeza: «Es que a nosotros tener las promociones paradas nos perjudica. Lo que hacemos, lo vendemos, pero si no nos dejan construir...».

El bravo interior céltico recuerda siempre que «fue un amigo» quien le animó a comprar el primer solar, en la carísima calle viguesa del Areal. Resultó toda una premonición. Karpin penetró en el tenebroso sector constructor con la misma zancada con la que horadaba desde el centro del campo la defensa rival. «¡A lo ruso!», ironiza un empresario local en alusión a sus millonarias adquisiciones de suelo emblemático y sus diseños de gran lujo.

La realidad es que, además del simbólico edificio Areal, hoy sede de su conglomerado empresarial, Valery Georgievich Karpin solo ha promovido otra rehabilitación en la calle Progreso (Vigo). Juntas, las dos obras no suman ni 300 viviendas.

En cuatro años, el ruso se ha gastado cien millones de euros en siete promociones que siguen paradas y comienzan a provocar vértigo en el pequeño holding del estonio. Casi la mitad, 50 millones, se los llevó el Barrio del Cura, 40.000 metros del casco histórico vigués convertidos en la urbanización más cara de la ciudad (costará 165 millones y tendrá 400 viviendas, un centro comercial de 12.000 metros y una plaza mirador de 7.500). Para la operación, Karpin se asoció con su ex compañero en el Celta Míchel Salgado, que adquirió el 24% de la sociedad. Cinco años y dos alcaldes después, el Concello sigue sin plan general y el actual regidor, el socialista Abel Caballero, introdujo un 29% de vivienda protegida en el proyecto y mermó su rentabilidad en cien millones de euros.

El socio dijo no

La tensa espera llevó a Karpin primero a buscar socios y luego a vender. El holandés ING y el Royal Bank of Scotland se involucraron, pero ambos condicionan su apoyo a la obtención de licencias. El ruso ofreció el control a Construcciones Castro, propietaria de la cadena Hesperia, que pretendía hacerse con el 51% por casi 12 millones de euros (Karpin mantendría un 25% y Míchel su 24%). Pero esta semana se rompió el acuerdo. Oficialmente, no hubo entendimiento. En realidad, una auditoría interna desanimó al socio a entrar en la millonaria promoción.

No es el único «parón» del ruso. En junio del 2006, se gastó 18 millones para comprar la ourensana Inversiones Canaima, dueña del antiguo colegio vigués Cluny. El Concello incluyó el inmueble en el Plan de Edificios a Conservar y bloqueó el proyecto hotelero-residencial. Meses antes, Karpin había adquirido en A Guarda el antiguo convento jesuita, todavía pendiente del plan xeral municipal. La inversión superó los dos millones.

En A Coruña, se hizo con los 6.500 metros cuadrados de la antigua Congregación de las Oblatas del Santísimo Redentor, lindantes con Culleredo. La inversión ronda los seis millones, pero sigue sin licencia. En la viguesa calle de Alfonso XIII, Karpin tiene bloqueada la rehabilitación de otro edificio para el que busca comprador, y algo similar le sucede con otra propiedad en Baiona. Entre ambas, el gasto se aproximó a los tres millones. Y fuera de Galicia, sus apuestas miraron a Mallorca, donde planea un puerto deportivo y nueve chalés adosados; y al municipio brasileño de Natal, donde tramita el permiso para 172 apartamentos a pie de playa.

Por ahora, Karpin suma gastos y no genera ingresos. Crespo, su leal socio, afirma que la empresa «tiene capacidad para afrontar todas las obras y lo único que necesita son licencias». La espera es cada día más tensa.