La autovía de Santiago a Brión, que en los próximos años llegará hasta Noia, tendrá a corto plazo una velocidad máxima de 120 kilómetros por hora. En la actualidad, los conductores solo pueden pisar legalmente el acelerador hasta los cien kilómetros, una velocidad que a muchos les resulta insuficiente dada la entidad del corredor y la posibilidad de sacarle mayor rendimiento.
El cambio de velocidad requiere unos estudios previos para analizar los distintos parámetros técnicos que intervienen en la velocidad, y especialmente las entradas, salidas, distancia y conexiones intermedias. En ello están los especialistas del departamento de Medio Ambiente. El criterio de los responsables autonómicos es unificar las velocidades de todas las autovías que dependen de la Administración gallega, y fuentes de dicho departamento señalan que a corto plazo eso se va a poder establecer. Pero hay que aguardar al informe técnico.
La elevación del límite de 100 kilómetros se ha producido ya en en las restantes autovías de Galicia. En las del Salnés, Barbanza, Ferrol-Vilalba y Dozón-Ourense los conductores pueden circular a 120 kilómetros por hora. La única que ha quedado como una especie de «patito feo» es la autovía de Santiago hacia Noia.
Decenas de miles de conductores que utilizan a diario el corredor se muestran expectantes en torno a la decisión autonómica, con la tentación de que el cuentakilómetros refleje la misma velocidad que en las demás autovías, pero con la sombra de las sanciones detrás.