Equilibrio y señas de identidad

JUAN VILLAR VIGO / LA VOZ

DEPORTES

El Celta sacó fruto de la locura final, pero jugó mejor en el primer tiempo

26 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El Celta demostró al final que tiene mucha dinamita y dispuso de innumerables ocasiones no solo para haber empatado, sino para haber ganado el partido, cuando el Valladolid se quedó con uno menos, aunque los vigueses ya estaban apretando antes.

Pero Paco Herrera tendrá que decidir si apuesta por el equipo equilibrado que se vio en la primera parte o por la locura del final en la que casi no hay transición en el juego. A largo plazo, la lógica dice que la primera vía debe dar mejores frutos y la segunda puede ser una magnífica opción para revolucionar encuentros que así lo precisen.

Porque lo cierto es que inicialmente el equipo se rompió por el medio con los cambios, cuando llegó el tanto del Valladolid.

Vuelve el trivote

Paco Herrera dio ayer un paso atrás en sus intenciones para esta temporada y recuperó un sistema de juego más parecido al del año pasado, con el trivote en el que Borja Oubiña estaba acompañado por Álex López y Natxo Insa. La diferencia es que al no estar Trashorras, no existe el enganche y quedan tres futbolistas arriba.

Con este 4-3-3 el Celta fue un equipo más equilibrado que en las anteriores jornadas. Sufrió menos en defensa y sobre todo encontró más fácilmente la fórmula para construir juego.

La posición de Álex López

El principal cambio sobre encuentros precedente estuvo en la posición del ferrolano. Herrera había insistido en situarle más cerca del área rival, donde conectaba poco con el doble pivote. Ayer Álex jugó en la posición donde mejor rindió el año pasado, lo que ofreció más apoyos para que Oubiña, Insa y los defensas pudiesen encontrar una alternativa más fácil a la hora de sacar la pelota.

Además, el equipo está más seguro atrás con el trivote, porque los laterales tienen más apoyos a la hora de defender con los dos interiores tapando espacios.

La creación de Borja

Una de las claves para que el Celta tuviese ayer las ideas más claras fue la presencia de Borja Oubiña durante 65 minutos en el centro del campo. Además de que demostró muy buena colocación a la hora de anticiparse para cortar balones, destacó sobre todo en el pase, concretamente a la hora de lanzar el contragolpe. Con la ausencia de Trashorras se echaba en falta un jugador capaz de ver el juego con tanta claridad. Su única asignatura pendiente es tener continuidad para demostrar que su lesión ha pasado ya a la historia.