Rudovic aparece para rescatar al Octavio y sacarle del descenso

Juan Villar

VIGO

21 feb 2010 . Actualizado a las 02:11 h.

El Octavio resucitó y lo hizo a lo grande. La humillación sufrida en O Gatañal sirvió para que la plantilla académica sacase toda su rabia y con su mejor balonmano venciese al Toledo. Son dos puntos que sacan a los vigueses de los puestos de descenso en los que llevaban muchas jornadas metidos.

Queda mucha liga por delante y tendrán que sufrir hasta el final, pero el de ayer fue un balón de oxígeno vital. Buena culpa de esta reacción la tuvo Novica Rudovic, que ayer puso fin a su mala racha particular para marcar once goles y solucionar así el atasco que estaba padeciendo el equipo de Quique Domínguez en la primera línea. En la primera parte lo marcó todo, con ocho lanzamiento por dentro.

El Pilotes Posada tuvo que superar sus dudas iniciales, ya que en los primeros diez minutos de juego fueron los castellanos los que dominaron el marcador.

El Octavio parecía acusar sus problemas de siempre, con pérdidas de balón en ataque que permitían contragolpear a los visitantes.

Los vigueses tardaron en reaccionar exactamente el tiempo que tardó Rudovic en realizar su primer lanzamiento a puerta, que se coló dentro. Le dio al Montenegrino esa confianza que le faltaba y a partir de ahí se lo tiró casi todo, y siempre por dentro. Nada menos que ocho tantos antes del descanso.

A partir del empate a cinco se fueron abriendo paulatinamente las diferencias hasta una máxima de ocho goles poco antes del final del primer tiempo (19-11).

Además de la inspiración de Rudovic fue fundamental el gran trabajo defensivo de un equipo rabioso por sacarse la espina de Cangas.

El Toledo no se dio por vencido y en la segunda parte cambió de defensas a una 3-3 muy presionante, lo que dificultó mucho la circulación de balón de los vigueses.

Pero apareció en esta segunda mitad otro gran protagonista. Quique Domínguez decidió dar entrada a Javi Díaz en la portería en lugar de Lamariano. Era la reaparición del de O Rosal después de su lesión y tuvo un cincuenta por ciento de paradas (10 de 20), muchas de ellas en un mano a mano con el lanzador en el aire dentro del área. Las cazó al vuelo.

Cuando el partido parecía casi decidido al llegar a una máxima ventaja de diez goles para los locales (24-14) a falta de 18 minutos, surgió la clásica irregularidad del Octavio, que se atascó en ataque y permitió repetidas contras visitantes. El Toledo con un parcial de 2-8 se acercó a tres (26-23) y puso el miedo en el cuerpo de una afición volcada.

Sin embargo esta vez el Octavio no se vino abajo y supo reaccionar para acabar goleando.