El Celta busca un triunfo que lo saque del descenso y afiance a Eusebio

X.R. Castro

VIGO

Mantener la intensidad de Girona será clave en un partido que cierra el año en Balaídos con tintes de final

13 dic 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El Celta despide el año en Balaídos con una final. Para el equipo y para Eusebio. Ambos tienen la oportunidad, pero también la exigencia, de encadenar esta tarde (17 horas) por primera vez dos victorias consecutivas en este curso. El resultado garantizaría a los celeste la salida de los puestos de descenso después de once jornadas consecutivas y además supondría la retirada de la amenaza sobre la continuidad del entrenador. El equipo viene de ganar en Girona y parece convencido de haber encontrado el camino para vencer en Segunda sin abandonar la estética balompédica. El gran problema es que enfrente estará un Elche en racha. También un equipo distinto y atrevido en el paraíso del músculo. Tan distinto que los locales han vivido casi toda la semana acompañados del vídeo. Además, los ilicitanos tienen lo que le falta a los vigueses: arrobas de gol.

El colectivo celeste volverá a encontrarse con uno de sus estigmas. Un campo de Balaídos en donde únicamente ha sido capaz de ganar cinco partidos en el durísimo 2009 (tomando como referencia el año natural). En este curso únicamente el Castellón se fue de vacío pese a que los vigueses dominaron con claridad casi todos los partidos, pero fueron incapaces de encontrar grietas en los muros rivales. Por fortuna, aunque suene a contrariedad, el Elche no llegará a Vigo a montar el autobús, sino a plantear un partido de igual a igual. En ese presunto intercambio de golpes es donde el Celta se siente más cómodo, especialmente un imberbe Iago Aspas que retrasará su posición para lanzar al equipo desde la sala de máquinas. Eusebio todavía no le ve como un líder debido a su juventud, pero sí le dará galones para sorprender a su rival desde la segunda línea.

Iago será uno de los hombres del partido. Jugará más retrasado cediendo su posición de las últimas fechas a Botelho, pero todavía con más libertad de la que en teoría se toma en cada partido. De su fútbol y de la intensidad que han pregonado todos los futbolistas celestes a lo largo de toda la semana dependerá un desenlace que va mucho más allá del resultado. Ganar refrendará a Eusebio, dotará de estabilidad deportiva a una entidad que sigue sumida en una crisis institucional y económica y afianzará el proyecto de una idea de fútbol que comenzaba a estar en entredicho.

A conseguirlo puede ayudar que Acciari no pueda mover los hilos ilicitanos, pero la pegada de Molina, que ha marcado ocho goles, cinco menos que todo el Celta junto, se presenta como la gran amenaza. Además, el equipo de Bordalás podría acabar la jornada en ascenso. Impedirlo depende del Celta.