Javier Picos, entrenador del Laxosa, es técnico del 061 y empleó sus conocimientos para evitar la asfixia de su guardameta nada más producirse el golpe. «La lengua había obstruido sus vías respiratorias y tuvimos que desatascárselas», contó. Para ello emplearon una cánula de Guedel, un instrumento providencial en situaciones de este tipo y que había en el botiquín del equipo local por casualidad. Según indicaron desde el club, la novia de un jugador, enfermera de profesión, se la dio por si era necesaria en un partido.
«El susto fue tremendo. Es inevitable que se te pasen por la cabeza casos como el de Antonio Puerta», comentó Jacob Rodríguez, capitán del equipo y al que Pedro Incera también señala como salvador. «Tanto los jugadores del Paradela como el árbitro y la gente en general tuvieron un comportamiento ejemplar con nosotros», explica el futbolista.
«Menos mal que estábamos preparados para una situación así, pero en otros campos...», comentaba Javier Picos horas después del suceso. «Espero que esto sirva para concienciar a la gente de que se pueden impartir cursos de primeros auxilios para los futbolistas y los entrenadores», añade el capitán del Laxosa, Jacob Rodríguez.