El Cangas sigue sin saber lo que es puntuar después de recibir una nueva paliza del Logroño (18-29). Los de O Morrazo son un equipo enfermo, que se encuentra en una situación muy crítica, por lo que necesita urgentemente encontrar una medicina que solucione sus problemas.
En una Asobal muy distinta a la que conoció en su etapa anterior en la categoría, el equipo ve en cada partido cómo sus rivales, sin hacer nada del otro mundo, le pasan por encima. Y esto volvió a suceder hoy ante el La Rioja.
Los locales tardaron ocho minutos en marcar su primer gol. Solo su buena defensa y la espectacular actuación del montenegrino Milan Kosanovic evitaron que se repitiera el desastre del encuentro contra el Arrate. Además, su rival también colaboró y se empeñó en darle vida a los gallegos.
Pese a la nula aportación de su primera línea titular, el Cangas logró llegar al ecuador del primer acto por delante en el marcador (4-3, min.15). Fue su primera y única ventaja del encuentro. El entrenador visitante, Jota González, rápidamente se dio cuenta de los males de su equipo y movió el banquillo.
La entrada de Sasa Tioumentsev le dio otro aire al ataque riojano y el Logroño lo agradeció. Ante la pasividad del entrenador local Curro Lucena, incapaz de parar la avalancha visitante con un tiempo muerto, el conjunto visitante se disparó en el marcador tras un parcial 1-5 en cinco minutos (6-10, min.25).
Pero este Cangas tiene muchos más problemas que su banquillo.
Muchos de sus jugadores volvieron a demostrar que están muy lejos del nivel que exige una categoría como la Asobal. En el inicio del segundo acto los constantes regalos del Cangas permitieron al Naturhouse sentenciar el choque rápidamente (14-22, min.44). El resto de la contienda sobró.