«Creí que iba a reventarme el paraguas en la cabeza»

A CORUÑA CIUDAD

02 abr 2008 . Actualizado a las 18:33 h.

Alba Carballo Caamaño (A Coruña, 1994) no olvidará nunca el encuentro del pasado domingo entre el San Lorenzo y el Dorneda. Fue gravemente insultada y, según relata, se salvó de milagro del impacto de un paraguas en su cuerpo. Fue su partido más complicado en los cuatro años que lleva ejerciendo, pero este incidente no le va a hacer dejar el arbitraje.

-¿Cómo recuerda lo sucedido?

-Fue bastante desagradable. Todo comenzó en la primera parte, cuando el árbitro expulsó a un jugador del San Lorenzo (Marcos Cancela). Al retirarse, vino hacia mí diciendo: «¡Puta, me cago en tu puta madre!». En ese momento levantó la mano y venía a agredirme, pero ahí estuvo bien el delegado de su equipo que lo detuvo. En ese momento ya percibí que un señor de unos 60 años se ponía detrás de mí y empezaba a gritarme que me iba a partir el paraguas en la cabeza. Desde ese momento lo tuve que aguantar ahí todo hasta que llegó lo más gordo.

-¿Qué pasó entonces?

-Iban 2-2 y quedaban 10 minutos para acabar el encuentro. Entonces el árbitro expulsó a otro jugador local por dirigirse a él gritando y menospreciándolo. Entonces, no sé cómo me giré y vi que el señor que estaba detrás de mí atravesaba ya la valla del campo y con el paraguas en alto venía hacia mí: «Me cago en... Te voy a reventar el paraguas en la cabeza», dijo. En ese momento, me asusté y eché a correr y ya llegó un jugador del Dorneda, que recibió el paraguazo que venía destinado a mí.

-En el entorno del San Lorenzo dicen que no hizo ademán de agredirla, que pretendía más bien amenazarla.

-Yo cuando lo vi venir hacia mí, creí que iba a reventarme el paraguas en la cabeza. De hecho golpeó al jugador que vino a protegerme. Lo pasé muy mal. Empecé a correr sin parar. Recuerdo que venían jugadores del Dorneda para protegerme y les decía que me dejaran. Realmente pasé miedo.<

-¿Qué sucedió entonces?

-Poco sé. Porque comencé a llorar sin parar. Estaba muy nerviosa y un poco aturdida.

-¿Había vivido algo parecido?

-No. Llevo cuatro años en el arbitraje y, hombre, insultos los hay en todos lados, pero del calibre de los que me dijeron el domingo, no. Y mucho menos que intentaran agredirme. Es tremendo.

-¿Se ha planteado dejar de arbitrar?

-No. Yo no soy la que debe cambiar su actitud. Solo faltaba que por culpa de alguien que actúa así yo vaya a dejar de hacer lo que más me gusta.

-¿Qué piensa de ese hombre?

-No creo que tenga hijas, porque si las tuviera no actuaría de ese modo. Mi padre ya me dijo que menos mal que él no estaba allí, porque no soportaría ver cómo me hacían eso.

-¿Ha recibido alguna disculpa?

-No. Nadie se ha dirigido a mí para decirme nada.

-¿Van a presentar una denuncia?

-Un abogado está estudiando el tema, pero mis padres sí que quieren presentarla. Además, contamos con el respaldo del colectivo de árbitros.

-¿Qué persiguen con la denuncia?

-Pues intentar que el próximo que vaya a actuar de esta forma se lo piense. O que este hombre recapacite. Es más, si saliera y pidiera disculpas públicamente, yo lo perdonaría.

-¿Ha conseguido borrar su imagen de la cabeza?

-No creo que lo consiga, aunque sé que no debo obsesionarme, porque las cosas malas hay que aparcarlas.