Los comerciantes despiden el carril bus con alborozo

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Belén Pacheco afirma que ha vuelto a comprar al centro
Belén Pacheco afirma que ha vuelto a comprar al centro

Negocios del centro celebran su retirada contra la opinión de usuarios de Tranvías

30 dic 2011 . Actualizado a las 11:29 h.

Entrar en un comercio es como entrar en casi todos. El alborozo es prácticamente unánime. La retirada del carril bus ha sentado muy bien entre los propietarios de los negocios de San Andrés, Federico Tapia o Rosalía de Castro. Están como si les tocase el Gordo. Igual. Preguntes donde preguntes, en Charel, Photo Copy, Tapicerías Julio, Praliné, Cris Camba, Grana, Perfumerías Bran, Casa Claudio, El armario de Erea, K!dy Froh...

Pero una cosa es preguntar en un comercio y otra muy distinta en una parada de bus. Ahí sí se escuchan voces discordantes, gente a la que no ha gustado nada el cambio. Por mucho que digan en Tranvías y en el Ayuntamiento que las frecuencias se han mantenido, muchos de los que lo utilizan a diario lo niegan. No solo eso. A cualquiera que se le pregunte aprovecha para pedir más buses en determinadas líneas, como la 3A, la 12A o el 5. Darse una vuelta por Rosalía de Castro y consultar cómo ha sentado el adiós al carril bus entre los comerciantes es como hacerlo por el despacho de Julio Flores. Todo son alabanzas. Hay una frase muy repetida: «Se nota otra alegría en la calle». Así lo ven en Photo Copy o en Praliné, donde están Laura y Susana, que, sin echarle la culpa a la Navidad, aseguran que se ha notado en las ventas. «Ahora nuestros clientes pueden aparcar y comprar en dos minutos», dicen. En Casa Claudio apuntan que vivir sin carril bus «es una maravilla». Igual que en Tapicerías Julio, cuyos clientes se las veían y deseaban para dejar un sofá. ¿Y los clientes? ¿Qué opinan? Pues lo mismo. Belén Pacheco ha vuelto ayer a Calzados Grana después de meses. ¿Por qué? «Porque ahora puedo aparcar».

Otros que no caben en su gozo son los repartidores. Uno que lleva cerveza asegura que «es mucho más fácil trabajar». Cuenta que antes tenía que dejar el camión antes de las 11 de la mañana en la calle Real y desde ahí empujar el carrito por todo el centro. Ahora da un par de vueltas y suele encontrar un hueco.