Tres ciudades flotantes en A Coruña

J. becerra, s. Acosta A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Los cruceros «Ventura», «Balmoral» y «Boudicca» hicieron ayer escala con 5.000 pasajeros

26 abr 2011 . Actualizado a las 21:12 h.

Pieles blancas, cabelleras rubias, cámaras de fotos, camisas por fuera del pantalón, bermudas, gorros, sandalias de cuero y gafas de sol. A Coruña volvió a lucir la misma estampa que el pasado 14 de abril. No se llegó al récord de entonces (dos cruceros con 6.300 pasajeros), pero una buena parte de las 5.000 personas que viajan en los trasatlánticos Ventura (3.100 personas), Balmoral (1.100) y Boudicca (800) vieron y se dejaron ver en la ciudad.

Un sol radiante los recibió y los invitó a salir de sus respectivas ciudades flotantes. También una hilera de taxistas, vendedores ambulantes, repartidores de folletos para restaurantes y músicos callejeros, que perseguían un plus económico gracias a la visita. El mismo que muchos comerciantes del centro. Las opiniones eran para todos los gustos. En las tiendas de souvenirs y regalos había satisfacción. En el resto, no tanta. «Estos miran mucho, pero no gastan nada», se quejaba una comerciante de la calle Real. «A mí me va genial. Si hay sol y turistas todo va como la seda. Ojalá todos los días fuesen así».

Los turistas, por su parte, solo tenían buenas palabras para la ciudad. El presidente del Puerto, Enrique Losada, precisó que aproximadamente solo un 5% del pasaje participa en las excusiones que se realizan a Santiago, quedándose en su gran mayoría en la ciudad. Y a juzgar por el aspecto que lucía la Marina a las doce del mediodía no quedaba más remedio que darle la razón.

Strickland Everitt y su mujer, que procedían de Inglaterra en el Balmoral y por la tarde partirían en dirección a Casablanca, eran un ejemplo perfecto. «Llegamos por la mañana temprano y quisimos conocer la ciudad -explicaba-. Estuvimos caminando por la parte vieja y nos gustaron mucho las iglesias y las callejuelas. Vimos la tumba de Sir John Moore. Ahora volvemos al barco, que está a punto de irse y nos quedan varias horas de navegación».

Otro que también enfilaba rumbo al barco sobre la una era Robert White. Lo hacía con un par de bolsas de un supermercado. Dentro, cervezas españolas de diferentes tipos. «Me gusta probar cervezas de los países a los que voy y aquí me llevo unas cuantas para saborearlas luego con calma», comentaba. «Además aquí son mucho más baratas que en Inglaterra, ya podía costar el alcohol así allí. Dan ganas de llevarse unas», reía.

La mayoría optaron, sin embargo, por tomarse las cervezas y todo tipo de consumiciones en la Marina, la Fundación Caixa Galicia y la plaza de María Pita. Las terrazas fueron tomadas por los pasajeros de los cruceros que, bañados por el sol, probaron a ser coruñeses por un día. Amenizados por violinistas o saxofonistas, hicieron que los camareros sirvieran cañas y cañas durante toda la mañana.

Ingleses y jubilados

La mayoría de los pasajeros de los tres cruceros responden a un mismo perfil: matrimonios ya jubilados. En algunos casos también viajan parejas jóvenes o familias al completo. Respecto al origen, predominan los británicos, aunque también de podía ver algún indio o japonés. Tal y como indicaba personal de uno de los barcos, se trata de gente muy tranquila que persigue relajarse y descansar, por ello hay quien ni sale del barco, disfrutar de las atracciones que tiene dentro .

En todo caso, el grueso de los pasajeros se movió en el entorno del muelle de trasatlánticos, la Marina, la Ciudad Vieja y el Ayuntamiento.