«La gente pasa de las discotecas, baja al bar del barrio donde se conoce todo el mundo»

La Voz

A CORUÑA

04 feb 2011 . Actualizado a las 19:06 h.

La crisis, el boca a boca y la comodidad han convertido al barrio de los Mallos en un caso singular de movida nocturna. Un fin de semana cualquiera, al caer la noche, se puede encontrar desde un bar de barrio de los de toda la vida como el Chaflán, en Cronista Pacheco; un local de corte indie como el Chroma, en la calle Asturias; una cafetería sirviendo cócteles y caipiriñas a ritmo de salsa como el Nature, en Eusebio da Guarda, o un local con monólogos como el Deivy, en Ángel Senra. Todo en un radio de 500 metros. Y todos llenos.

¿Qué explicación tiene? Mario Cambón, dueño del Nature, apunta a los controles de alcoholemia: «Antes el ambiente de noche estaba muy focalizado en determinadas zonas, y ahora, desde que empezaron a hacer controles más en serio, mucha gente se queda en los barrios».

Además, Cambón comenta que la gente encuentra «un ambiente muy tranquilo, sin peleas, malos rollos ni nada de eso» que propicia que los clientes vayan a diferentes locales dentro de la misma zona. «Sí, tenemos mucha clientela común. Al estar cerca uno de otros, vas de un sitio a otro y caminas apenas 100 metros».

Esa es más o menos la distancia que hay hasta el Chaflán, uno de esos bares con encanto en los que el papel de cliente y amigo se desdibuja. Rafael Varela, su propietario, observa un cambio: «La gente pasa de las discotecas, baja al bar donde se conoce todo el mundo y tiene ahí un ambiente familiar. Aquí sabes lo que hay, no tienes problemas, que a veces por ahí mete miedo lo que te encuentras. Y, luego, te vas a casa andando».

«Nosotros somos un bar, funcionamos desde las ocho de la mañana», explica Varela que coincide con Cambón en lo del microclima que se ha creado: «Hay muchas alternativas y todo eso da ambiente a una zona que antes estaba muerta».