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Alberto Mahía A CORUÑA/LA VOZ.

A CORUÑA CIUDAD

Un informático esta acusado de robar la base de datos de la agencia de contactos en la que trabajaba.

12 ene 2011 . Actualizado a las 11:57 h.

El hombre que ahora será juzgado era un experto informático que en el 2004 puso todo su empeño, según el fiscal, en pasarse al mundo de las agencias de contactos. Comprobó lo que se ganaba emulando a la Celestina fomentando encuentros entre hombres y mujeres a través de Internet porque trabajaba para una empresa del sector, llevándoles el mantenimiento y los programas informáticos. Tenía, así, acceso a toda cuanta información había en sus ordenadores. Vio lo que había y no se lo pensó. Se hizo, según sostiene la acusación pública, con la base de datos de una agencia matrimonial, con todos sus clientes y respectivos datos personales, los copió y creó una empresa que, presumiblemente, iba a utilizar la agenda de la otra. No pudo. Para el fiscal, no importa que lo cazaran antes de poner a andar su agencia. Cree que cometió un delito de descubrimiento de secretos empresariales, por lo que pide que sea condenado a una pena de dos años y medio de prisión. La próxima semana ocupará el banquillo de los acusados del Juzgado de lo Penal número 3 de A Coruña.

Los hechos por los que será procesado se remontan al 2004, cuando el imputado contactó con la empresa Shareonline para ofrecerle sus servicios de elaboración y mantenimiento de programas informáticos. Según sostiene la acusación pública en su escrito de acusación, el imputado se comprometió con esta empresa dedicada a contactos matrimoniales a través de Internet a realizarles la aplicación informática necesaria.

Con ocasión de la asistencia técnica que el procesado ejercía, este «alteró el funcionamiento de las bases de datos de clientes, lo que le permitía manipular los ordenadores de la empresa de contactos», según aprecia el fiscal.

El 3 de noviembre de aquel año, el procesado se presentó en las oficinas de Shareonline, en la avenida de Buenos Aires, en A Coruña, «con el pretexto de que iba a solucionar los problemas informáticos que tenían los ordenadores de la firma de contactos», añade la acusación pública. Así, accedió a toda la información de la sociedad, como contabilidad, facturación, estadísticas, pedidos, precios, nóminas, presentaciones, clientes y publicidad, remitiendo todos esos datos mediante un correo a su propia empresa «para utilizarlos en beneficio de una nueva sociedad», Alive Shares, que había constituido el acusado días antes junto con otros dos socios con el mismo objeto social de Shareonline; es decir, para contactos matrimoniales a través de Internet, según el fiscal.

El artículo 278 del Código Penal dice: «El que, para descubrir un secreto de empresa se apoderare por cualquier medio de datos, documentos escritos o electrónicos, soportes informáticos u otros objetos que se refieran al mismo, será castigado con la pena de prisión de dos a cuatro años y multa».