Decenas de casas históricas agonizan en el área sin ningún tipo de protección

Bea Abelairas*+Firma A CORUÑA/LA VOZ.*+DATA/FUENTE.

A CORUÑA

El Ayuntamiento de Sada lleva años intentando proteger tres viviendas modernistas para evitar un posible derribo, pero la oposición lo impide

03 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Decenas de casas de gran valor arquitectónico agonizan en la comarca porque carecen de cualquier tipo de protección y están en manos de gente o sociedades que no se hacen cargo de su conservación. Hay ejemplos en Cesuras, donde un sanatorio para tuberculosos de Rafael González Villar (el autor del Kiosco Alfonso) está devorado por la maleza; en Teixeiro, en cuyo centro hay una casa histórica muy peculiar, o en Sada, donde algunos constructores han derribado ejemplos modernistas, como la casa en la que nació el ex alcalde Ramón Rodríguez Ares.

La cantidad de viviendas que urgen medidas es tal que la Xunta reconoce que no puede inspeccionar a fondo todos los municipios y, amparada en la legislación, va a delegar esta competencia en los equipos que contraten los departamentos de urbanismo municipales, aunque, eso sí, les concederá subvenciones para ello. La Dirección Xeral de Patrimonio alega que prepara un cambio en el proceso de catalogación de inmuebles para agilizarlo y proteger más en menos tiempo. La solución de la Xunta para que cientos de edificios en manos privadas no terminen en ruinas es trasladar todas las competencias a los ayuntamientos para que sean ellos los que hagan las valoraciones e incorporen el catálogo resultante a su plan general.

La medida genera división de opiniones entre los arquitectos, puesto que algunos aseguran que se tenderá a no catalogar para contentar a los propietarios y darles libertad en las rehabilitaciones o transformaciones de uso de sus viviendas. Otros consideran que puede ser una solución para casos como el de Sada, donde el gobierno local lleva años tratando de sacar adelante un acuerdo plenario que permita proteger tres edificios modernistas, uno de ellos convertido en discoteca desde hace décadas.

La dirección de Patrimonio de la Xunta recuerda que seguirá habiendo inspecciones por parte de este departamento, aunque en dos casos muy concretos: cuando se realicen una contratación especial para una campaña y de oficio, cuando se requiera su intervención por algún motivo. Además, destacan que Patrimonio siempre supervisará los procesos que lleven a cabo los diferentes ayuntamientos: «O que está claro é que sempre vai ter opinión do que se faga», precisan portavoces de este departamento que también reconocen que, por ahora, se desconoce la partida presupuestaria que se dedicará a esta labor.

En la comarca aquellos concellos que inicien un proceso para catalogar sus edificios históricos recibirán fondos para contratar a los técnicos necesarios. La lista de casas protegidas figurará en el plan general y servirá para blindarlas contra derribos, pero no para preservarlas del todo, según apuntan arquitectos como Fernando Agrasar.

Interiores y conjuntos

Los expertos detallan que en algunos casos el problema de los deterioros está, precisamente, en lo que permite el nivel de catalogación. «A veces la protección es insuficiente porque se limita al volumen y la fachada; las reformas entonces se centran en un vaciado interior que elimina elementos constructivos de interés», precisa Agrasar, que también recuerda que es muy necesario dar uso a los edificios históricos, ya que su pervivencia depende de que no se les «congele en el tiempo».

En este sentido, el arquitecto Xosé Lois Martínez ha destacado que acciones como las construcciones auxiliares que se han colocado en torno La Terraza de Sada suponen una clara agresión para este edificio modernista. Por su parte, Agrasar señala que fuera de las ciudades existe «menos control» urbanístico y las malas prácticas proliferan más.

Este arquitecto apunta la necesidad de cambiar algunas de las normas actuales de las catalogaciones, como proteger siempre edificios uno por uno. «Hay casos en los que es el conjunto el que tiene valor y es necesario preservar la fachada de la calle o de la manzana, es el caso de grupo de edificios racionalistas o de espacios que no pueden permitirse construcciones al lado de otras por el efecto que pueden causarles», precisa.

Uno de estos casos es, según los expertos, la casa Carnicero y que se encuentra aprisionada entre el puente de A Pasaxe y un edificio de siete plantas, en Oleiros. «Curiosamente muy cerca está un ejemplo de una casa del mismo arquitecto, Rafael González Villar, que corrió distinta suerte, como es la biblioteca Rialeda, rehabilitada por el Concello de Oleiros», dice Agrasar.

Los trabajos exhaustivos a pie de campo pueden descubrir «arquitecturas olvidadas o no reconocidas de los años 50 y 60», recalca Agrasar, que insiste en la urgencia de crear una lista de bienes a proteger en la comarca. Aunque antes considera que debería llevarse a cabo una campaña para hacer entender a la gente el valor de estas casas, sobre todo a los propietarios que ven como una amenaza el hecho de que deban tener especial cuidado con sus propiedades. «La labor de los políticos es importante, pero a largo plazo lo único que puede salvar a estos ejemplos de la arquitectura es una concienciación ciudadana, que la gente vea que puede ser un bien común», asegura.

Este arquitecto apuesta por un intenso trabajo de los expertos, dotando a las diferentes administraciones de «estudios previos» con los que puedan profundizar en la creación de un catálogo que, en cualquier caso, es una solución que tardará años en estar operativa. Un tiempo que puede ser letal para algunos inmuebles sobre los que ya pesan proyectos para alterarlos o para sustituirlos por otras construcciones.

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