Ni los conductores ni los peatones alteraron ayer sus hábitos de transporte en A Coruña, un tema que crea polémica.
23 sep 2010 . Actualizado a las 11:33 h.«No sabía que es el Día Mundial sin Coche», confesaba ayer Mario Cuevas. Y no era el único. Sus amigos Rubén y Noemí Bouzas tampoco se habían enterado, pero de haber sido así reconocen que tampoco habrían alterado su rutina, ir en autobús. En cambio, «el taxista Pepe», como se hace llamar, contó que lleva cuarenta años sin subirse a uno: «Cuando termino de trabajar voy andando a todas partes. He llegado a hacerlo desde el concesionario de BMW hasta la estación de trenes». Él tampoco sabía de qué día se trataba.
El Ayuntamiento puso su granito de arena colgando una carta en el Obelisco para informar sobre el tema de la movilidad y el transporte en la ciudad. Un tema que calienta la lengua en cuanto sale en una conversación. «Hay que abaratar el transporte público», aconsejaba Pepe. Además de esta medida proponía «que los municipales metieran caña» a los coches que hay en doble fila, lo que ve como uno de los problemas que más perjudican a la fluidez del tráfico: «Estuve en otras ciudades de Galicia y nunca vi esto». También apuesta por un carril bus desde Los Rosales hasta la Gaiteira.
La concejala de Transportes, Yoya Neira, ya habló al respecto el pasado lunes diciendo que ya hay estudios para instalarlo en la ronda de Outeiro y en la parte final de Juan Flórez. «Se implantarán cuando el número de obras disminuya porque el carril bus implica modificar bordillos y otras remodelaciones», aclaró.
«¡Bici, a muerte!»
Además de caminar, coger el autobús o ir en taxi para reducir el tráfico, están quienes optan por las clásicas dos ruedas sin motor. Alejandro Sánchez resume su apoyo a este medio de transporte en una frase: «¡Bici, a muerte!», y no solo lo dice, también lo hace, pues este verano ha quitado el polvo de su bicicleta para que sustituya al coche. Víctor Veigas también apoya incondicionalmente a este medio de transporte, pero se queja de que en A Coruña no hay carriles adaptados y seguros para ellas.
Quien tampoco se siente segura es Carmen María Martínez. Ella representa a muchas madres que van con su hijo en el carrito y a personas que necesitan sillas de ruedas, quienes se encuentran con dificultades para ir por las aceras estrechas y al subir a un autobús: «En la mayoría no hay rampas, y si las hay, no se utilizan. Me ha sido más fácil llevar a mi hijo en metro que en los autobuses coruñeses».
La Grela, olvidada
La Asociación de Vecinos Vioño-Grela sigue a la espera de una reunión con la edila de Transportes para hablar de los problemas diarios de tráfico que se generan por la falta de transporte público en dichas zonas. Además piden una estación de bicicletas y un carril bici para ir hasta Ikea o al centro urbano.