Filmar la risa y la música

Javier Becerra
Javier Becerra A CORUÑA/LA VOZ.

A CORUÑA

Debutó con un corto junto a Luis Tosar, registró las andanzas de Lovely Luna y ahora prepara un documental sobre Los Eskizos

31 may 2010 . Actualizado a las 13:27 h.

Rechaza el malditismo y prefiere mirar el mundo con una sonrisa muy especial, la que genera la creatividad. Tal es así que el segundo de los cortos de Guillermo Arias-Carbajal, Del mismo Oslo, es algo tan curioso como un homenaje en clave de comedia al sesudo Ingmar Bergman. Y, cuando infiltró su cámara en el mundo de Lovely Luna -el dúo formado por Xoel López y su hermano Félix Arias-, lo hizo para captar la alegría de hacer un disco, no el tortuoso día a día de dos músicos en el estudio trenzando un álbum de folk-pop.

El cineasta coruñés transmite vitalismo en cada sílaba que pronuncia. «Uno crea porque se lo pasa bien. Lovely Luna decían en las entrevistas que una pareja tenía hijos, ellos hacían discos. Es una frase que me gusta mucho y que yo tomo como mía». Pues con esa actitud, este joven ya cuenta en su haber varios videoclips, dos cortometrajes y un largometraje. Los primeros pertenecen al trabajo en solitario de Felix Arias. En los segundos, se encuentra alguna sorprendente colaboración.

En efecto, el debut de Guillermo tuvo compañía de lujo. El mismísimo Luis Tosar fue el psiquiatra que trataba a un enfermo en Amnésico por compasión, un corto que juega con el título de Arsénico por compasión de Frank Capra rodado en el 2007. «La chica que se encargaba del vestuario lo conocía, le hicimos llegar el guión y le gustó. Fue simplemente eso. Es majísimo. Le gustaba que fuese una comedia, porque él me dice que siempre le llaman para ser un tío sufrido y esas cosas». Pese al lustre de Tosar, Guillermo lo relegó a un papel secundario. «Era el que le iba. Hay que ser consecuente con ello. Alfred Hitchcock tuvo a Gregory Peck en una ocasión y dijo que no le funcionaba por el físico, así que...».

Tras ese primer paso, llegó la mencionada Del mismo Oslo, seguida de un parón en el que Guillermo trabajó como ayudante en otras producciones. Todo hasta que, a finales del 2008, se involucró en un proyecto muy especial: filmar el proceso de grabación del tercer álbum del grupo Lovely Luna. «Entonces yo vivía en Aranjuez y me pasé unos días con Xoel para tratar el proyecto».

Autoproducido por el propio director con el dinero que ganó en un concurso de Televisión Española («sí, fui a La Lista con Carlos Sobera y gané 3.000 euros», comenta entre risas), el filme fue creciendo y además de la obra de los músicos, se unió la de la pintora Lara Pintos y el poeta Naranjito, el dueño del Bar Flotante, un clásico en el ambiente musical coruñés. «Es una exaltación de lo lúdico del proceso de crear», comenta Guillermo sobre El poema el cuadro el disco (así, sin comas) un trabajo que, para él, no encaja dentro del género documental: «Aquí el protagonismo es el poema, el cuadro y el disco. No es un documental de los artistas, sino que documenta el disco, el cuadro... Se trata de gente muy relacionada, que opina mucho. Además, le hice un montaje muy agresivo»

Director por accidente

Pese a todo este periplo, lo sorprendente de Guillermo es su vocación tardía. «Yo tenía muchos compañeros de facultad que decían que con diez años hacían vídeos con una cámara doméstica. Yo no. A mí me encantaba el cine, pero como me encantaba la música o la literatura. Fue ya en la Escuela de Fotografía cuando aprendí cómo era el montaje y fue algo que se me dio bien». A partir de ahí, se matriculó en la Escuela Pedro Almodóvar de Madrid y redirigió su carrera.

En estos momentos está involucrado en un nuevo proyecto, un documental sobre Los Eskizos, la mítica banda coruñesa de garage-rock que sentó cátedra en los primeros noventa en la escena musical coruñesa. «Es mi primer trabajo de encargo. No me interesan Los Eskizos, sino que me interesa sumergirme en lo que fue la ciudad en esos años que funcionaron. Creo que es bueno tener una distancia para no caer en la mitificación».