Un portaaviones con sangre brigantina

Dolores Vázquez A CORUÑA/LA VOZ.

A CORUÑA

La empresa Manufacturados del Caucho J.P.D. construyó una cámara de sellado del elevador del «Príncipe de Asturias» tras los fallos de una norteamericana

26 may 2010 . Actualizado a las 16:35 h.

Parte de las entrañas del Príncipe de Asturias tienen raíces betanceiras, ya que el ascensor de proa cuenta con una cámara de 63 metros de longitud que lo rodea, realizada en las instalaciones de Manufacturados del Caucho, en la carretera de Castilla. Ayer por la mañana, el director de esta empresa familiar, José María Pérez Carabel, visitó su obra, junto a su hijo Iván, que ejerce como delegado comercial de una firma cuya carga de trabajo principal es para la Armada.

«En 1988 nos consultaron para reparar una cámara americana que se les estropeaba continuamente. Al final casi eran más parches que cámara y nos preguntaron si la podíamos fabricar. La verdad es que se hizo y se mejoró», relata José María Pérez. La compañía que inició su padre, Joaquín Pérez Doporto, en 1964 y que lleva sus iniciales hizo la primera cámara para este buque en mayo de 1989, un año más tarde de que Bazán entregase el portaviones a la Armada. Este industrial brigantino reconoce que las labores de construcción del barco fue lo que dañaron la original, esa de la que no duda en decir que optó por copiar y mejorar.

«La americana costara 14 millones de pesetas (84.140 euros), me enteré más tarde, pero yo cobré por la primera 4,5 millones de pesetas (27.045 euros)», explica, y matiza al minuto: «Incluida la matriz». Esta empresa haría después una segunda y tercera cámara para este portaaviones. Sin embargo, Pérez Carabel recuerda con especial detalle la primera pieza. «Hubo que hacerla en tiempo récord, en un mes y medio, trabajando 14 horas diarias; en aquel momento eramos seis y la dimos con 16 días de antelación», rememora.

La importancia de la pieza es que es la que permite cerrar de una manera correcta el elevador cuando está a la intemperie e impide que entre el mar con los temporales. «Para nosotros fue una proeza lograrlo, somos artesanos», comenta, y reconoce que aunque su producción está dirigida al mantenimiento industrial en general y tocan todos los sectores, la pieza para el Príncipe de Asturias es la más grande que construyeron.