El Aquarium Finisterrae muestra fotografías de la flota bacaladera gallega en Terranova

La Voz

A CORUÑA

16 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El Aquarium Finisterrae, en colaboración con el Museo do Mar de Galicia, alojará durante los dos próximos meses la muestra de fotográfica titulada As visións do bacallau, en la que se recogen cincuenta fotografías de diferentes formatos tomadas a lo largo de 30 años a las flotas gallega y portuguesa en Terranova .

Se trata de un pequeño tesoro visual que descubre al espectador las duras condiciones que tenían que soportar las tripulaciones gallegas y portuguesas durante la pesca del bacalao en un entorno tan hostil, denominado

fin del mundo.

El fotógrafo Lucien Gerandin es el autor de este trabajo documental iniciado a finales de los sesenta,

congelando

algunas de las estancias de los barcos gallegos en la isla del bacala

o.

Flota

La flota gallega que faenaba en Terranova estaba formada por arrastreros que faenaban en pareja, con redes de arrastre de varios cientos de metros que era izadas desde ambos buques para ampliar el espacio de arrastre y captura de bacalaos. Se trataba de pesqueros de unos treinta metros y hasta sesenta toneladas, pero que las dos bodegas podían llegar a almacenar hasta 300 toneladas de bacalao. Según cuentan los pescadores más veteranos, la riqueza de aquellos bancos era tal que los barcos llegaban a ir tan cargados que a la vuelta llevaban la línea de flotación tan baja que el nivel del agua podía llegar hasta la maquinilla.

Industrialización

El fotógrafo Gerardin retrata también el proceso de industrialización de las flotas y del puerto de la colonia francesa de Saint-Pierre, además de dejar constancia de la dureza del trabajo en aquellos tiempos. Tras la iniciativa francesa de instalar un gran depósito de combustible líquido que sustituyó al carbón, la colonia se convirtió en un auténtico puerto, aumentando el número de servicios a las tripulaciones con la llegada masiva de bacaladeros.

Como curiosidad, la primera pareja de barcos consignada data de los años cincuenta y fueron

Rodeira

y

Rande,

nombres que dejan muy claro el origen de estos buques. Eran tiempos en los que los marineros faenaban en

mareas

que podían llegar hasta casi un año fuera de casa y por lo tanto, las tripulaciones gallegas convertían esta colonia francesa en un trozo de su propia tierra, reflejados en las pensiones o las cantinas de la época

.