Bajo el nombre de DJ Caradeniño se ha convertido en uno de los personajes más famosos del ambiente «indie» local. Sus vibrantes sesiones ganan adeptos día a día
12 mar 2010 . Actualizado a las 14:41 h.En el año 2006 el dibujante Juanjo Sáez editó un libro titulado Viviendo del cuento. El título se refería al bum de los disyoqueis (aquí escríbase DJ y léase diyéi), diseñadores y fotógrafos. Es decir, todas esas ocupaciones amparadas en las facilidades de lo digital en las que se dan dos notas: en principio las puertas están abiertas aunque no se tengan conocimientos y permiten una vida social más o menos relevante dentro de los círculos de la modernidad.
El coruñés Eloy Rodríguez podía ser perfectamente uno de los personajes de ese libro. A sus 21 años trabaja como diseñador gráfico por la semana, pincha jueves, viernes y sábados y, en sus ratos libres, también le da a la cámara. ¿Vive del cuento? «Para nada -contesta tajante-. Yo lo que tenía claro es que no quería ser un oficinista. De hecho, cuando estaba en el colegio un profesor me recomendó que me hiciera diseñador. Empecé a investigar, hice el bachillerato artístico y ahora ya trabajo de ello. Lo de la fotografía me viene por mi padre, y la música, en cierto modo, también. Trabajo toda la semana de diseñador y pincho los fines de semana. Solo descanso el domingo».
De las tres facetas en la que más esfuerzo e ilusiones concentra es en la de DJ. Bajo su nombre artístico de Caradeniño ha logrado una gran repercusión gracias a su constante presencia en los clubes locales. Actualmente, es el DJ residente La Cara B, en el Orzán, pero también realiza continuas escapadas a Santiago y localidades de la comarca coruñesa. «Mi meta es vivir de esto -asegura-. Ahora, con lo que gano pinchando apenas me daría para sobrevivir, pero si todo sigue como en estos últimos meses no descarto poder dedicarme profesionalmente al 100% a esto».
En su mente está lo alcanzado por otra pinchadiscos de Sada, Marta Fierro, conocida como DJ Eme. Ella empezó pinchando en pubs de la comarca coruñesa, y años después ya lo hacía en cabinas de Londres o el propio Festival de Benicasim. «Eme está muy por encima de mí -admite Eloy con humildad- porque ella se gana la vida pinchando y está reconocida como una de las grandes a nivel nacional. Y todo a base de eso, de insistir, de abrirse camino. Lo mismo que hago yo ahora».
Cuando dice «lo mismo que hago yo», los ojos de su cara de niño muestran un desafío y una fe lejos de los pinchadiscos descargatodo que ponen canciones de cualquier manera en pubs a cambio de copas gratis y notoriedad: «Yo vengo del hip-hop -precisa Eloy-. Escuché a los grupos de la vieja escuela y me quedé flipado. Me compré unos platos y aprendí todas las técnicas del turnabilism, con las que usas los platos como si fuera un instrumento más».
Esa base le sirvió de mucho para su retorno al rock: «El hip-hop evolucionó hacia el gansta y me dejó de interesar todo eso de los tipos con cochazos, collares y mujeres», recuerda Eloy, que ahora utiliza sus conocimientos hip-hoperos para hilar indie-rock y electrónica. Así se deduce de su lista de canciones más pinchadas en los últimos meses, en la que conviven el Pistol of Fire de Kings Of Leon con el Extraball de Yuksek y el remix de Chew Fu Fix del New York, New York de Frank Sinatra.
¿Y cómo resuelve Eloy la eterna diatriba sobre si es más importante la técnica o el gusto? «Yo creo que la clave es, en un 60%, tener una buena maleta de discos, y el otro 40%, la técnica para mezclarlos. Las dos cosas son imprescindibles».