Los expertos se refieren a un concepto llamado audio emotivo para cualificar el sonido analógico sobre el digital. Si uno se ha educado escuchando música de una determinada manera sentirá, años después, una calidez que los progresos tecnológicos no podrán lograr. «A mí me encanta el sonido vintage -dice Villena-, que la música suene guarra y analógica. Cuando la cinta se gasta se va logrando un sonido muy especial. Es como los vinilos, que con el uso emiten esos crujidos maravillosos. El MP3 sonará mejor, pero no tiene nada de eso que mucha gente aún busca en la música».
Tras ello, lógicamente, existe una enorme carga sentimental. El editor la resume en una frase: «Yo solo escucho música en algo que tenga dos caras». Y, aunque las nuevas generaciones puedan poner en duda la importancia de esto, quien sintonice con Villena sabrá que la cara a del Vol 4 de Led Zeppelin es una de las mejores de la historia del rock o diferenciará la cara acústica del Lies de Guns n' Roses a la de directo.
Para ello, nada mejor que escuchar cintas o vinilos. ¿Y en la calle? «Por supuesto, en walkman. Tengo tres y todavía los uso, con autoreverse y todo».