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A CORUÑA

La Institución Benéfico Social Padre Rubinos dobla sus esfuerzos en época navideña y continúa con su carrera modernizadora que la ha convertido en un referente

20 dic 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Llevan más de 90 años ocupándose de aquellos de los que nadie quiere ocuparse. Y lo hacen cada vez con más ganas. En la Institución Benéfico Social Padre Rubinos no dejan de innovar para adaptarse a los nuevos tiempos, un esfuerzo tan encomiable como necesario, teniendo en cuenta la crisis económica que ha azotado a este año que ya acaba, que ha dejado en el albergue de transeúntes de la institución unas cifras de servicios prestados que no encuentran comparación en su dilatada historia.

«Hemos registrado un incremento del 25% en la demanda de nuestros servicios. Estamos constantemente al borde del colapso», admite sor Clara Gallego Marcos, una psicóloga clínica y trabajadora social que llegó de León el pasado mes de agosto para comandar, desde primera línea de fuego, a las diez hijas de la caridad de San Vicente de Paúl que prestan sus servicios en Padre Rubinos. A estas hay que sumarles los 58 trabajadores con los que cuenta actualmente la institución, así como los más de 60 voluntarios que con su labor hacen posible día tras día el milagro de dar digno cobijo, alimento y atención personalizada al cada vez mayor número de usuarios que demandan su ayuda.

Las plazas de la residencia de ancianos y la guardería están «completas y con lista de espera». Pero centrémonos en el llamado tradicionalmente Refugio. La crisis ha hecho que se diversifique el perfil del usuario: «Nos encontramos ahora con gente joven en paro, con problemas familiares, que se ven de pronto en la calle. Nos preocupan especialmente, por sus posibilidades de recuperación. Su deterioro, con el paso de los meses, es terrible, tanto física como psíquicamente», asegura la superiora.

Nuevos retos

Además de las tradicionales acciones que se venían realizando desde Padre Rubinos, su plan de modernización ha incluido nuevos retos que permiten prestar una atención más personalizada a quien lo necesita. «Seguimos cubriendo las necesidades básicas de techo, vestido, higiene y comida. Pero hemos incluido un servicio de atención social dirigido a la promoción integral de la persona, a brindarles la oportunidad de reconstruir su historia personal», explica sor Clara. Para esto cuentan con dos trabajadores sociales, un psicólogo y la colaboración de la Escuela de Práctica Jurídica, que presta su asesoramiento legal a los usuarios de modo gratuito, y del doctor Fernando Márquez, jefe del Departamento de Salud Mental del Chuac. Súmenle a esto los talleres de formación y autoayuda o el de búsqueda de empleo que organizan en Padre Rubinos, así como los pisos tutelados que han puesto en marcha: «Ya podemos hablar de resultados. Tenemos a cuatro personas empleadas en empresas que se dedican a la seguridad. Y esto con los tiempos que corren, en los que no sobran las ofertas de trabajo», cuenta satisfecha sor Clara.

Eduardo Aceña, presidente de la institución, insiste en mostrar su agradecimiento a la recientemente fallecida condesa de Fenosa, «íntimamente ligada a la institución y a la figura del Padre Rubinos», y a los coruñeses, «que son quienes mantienen estos muros en pie». Asegura que en los difíciles tiempos que atravesamos, «la generosidad no ha decaído y hemos contado con más socios y donativos», lo que les ha permitido hacer frente a la avalancha de usuarios que han tenido que atender. Pero todavía queda mucho por hacer: «Cuantos más medios tengamos a nuestra disposición, más ambiciosos nos permitirá ser a la hora de prestar servicios», apunta.

Charla de sor Clara

Para explicar los proyectos de Padre Rubinos y hablar de pobreza y Navidad, sor Clara dará mañana una charla en el Sporting Club Casino de la calle Real. Será a las ocho de la tarde, y la acompañará el economista Juan Vizcaíno.