Denuncian vertidos de aguas fecales de un bajo del Ventorrillo

A CORUÑA

19 sep 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Insoportable». Así califican el olor y la suciedad con la que tienen que convivir desde hace meses los vecinos y propietarios de los establecimientos comerciales de la calle Antonio Pedreira Ríos, en el barrio del Ventorrillo. Los vertidos de aguas fecales que emanan de uno de los bajos de la zona inundan desde hace días la acera y hacen, por momentos, intransitable parte de la calle.

Los afectados aseguran que el problema comenzó hace más de medio año y que el dueño del bajo-que pertenece al portal número 5 de la calle Liaño Flores-se desentiende del asunto alegando que se trata de un problema relacionado con el mal estado de las tuberías que debe arreglar la comunidad del inmueble.

Los propietarios de los locales colindantes al bajo han comenzado a sufrir problemas de humedad dentro de sus establecimientos, además del descenso en sus cuentas de beneficios por la incomodidad que supone para los clientes atravesar la acera en la que se sitúan.

«Un foco de infecciones»

El foco de los vertidos se encuentra frente al colegio Raquel Camacho, lo que produce que a la hora de entrada y salida del colegio los niños de primaria atraviesen la zona pisando las aguas y los residuos. «Esto es un foco de infecciones, que nos afecta tanto a los que trabajamos cerca del bajo como a los niños que pisan cada mañana esta acera», afirma Marisa Molina, secretaria del local de la oenegé Equus Zebra, uno de los más perjudicados por la bajada de las aguas fecales.

Marisa señala además que cuando el problema de tuberías del inmueble comenzó a afectar al bajo, el propietario sacó todas su pertenencias de dentro, pero se desentendió de llevar a cabo la compleja obra a la que se debían haber sometido las instalaciones.

«De vez en cuando viene el dueño con un fontanero y desatasca las tuberías, pero la solución es momentánea, porque a los pocos días vuelven a salir las aguas fecales por fuera y a inundar toda la acera. Entonces el olor vuelve a anunciarnos el desastre. Hasta con las ventanas y puertas cerradas nos vemos obligados a soportar este olor insoportable», dice.

A primera hora de la mañana y a última hora de la tarde la situación se agrava, la cantidad de agua que resbala por la acera aumenta y el hedor alerta a los vecinos. «Las hora en la que los electrodomésticos como las lavadoras o el lavavajillas se encienden en la mayoría de los pisos son las peores. Al igual que por la mañana temprano, cuando se ponen a funcionar las duchas y todos los desagües», señala Manolo, propietario del bar de al lado del local denunciado.

Tanto él como Edelmira, propietaria de un establecimiento de venta de alimentos que comparten número con el local que vierte las aguas fecales a la calle, aseguran que sus ventas se han resentido debido al mal olor y al aspecto que rodea a sus locales. «No sé cuánto aguantaremos detrás del mostrador con este panorama», señalan.