La familia Varela recorre los escenarios de los campos de las fiestas gallegos para amenizar las verbenas
16 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.La música siempre fue un elemento cotidiano en el seno de los Lantes, una conocida familia de Almeiras, en el Concello de Culleredo. Manolo Varela Lantes, trompetista y fundador de la orquesta Trova, lleva cerca de cuarenta años sobre los escenarios, en la carretera recorriendo Galicia de fiesta en fiesta, de verbena en verbena.
Manolo pertenece a una generación de músicos que se ha hecho con la profesión a base de mucha voluntad y muy pocos medios y recursos. «Empecé a estudiar música a los 15 o 16 años con mi padre, Paco de Lantes, que fue mi maestro», comenta orgulloso. Pero antes de subirse a un escenario, Manolo pasaba horas delante de los ejercicios que le ponía su padre y de paso «aprendía un oficio alternativo por si la música fallaba», señala, «trabajando como artesano en el taller de carpintería de mi padre», recuerda Manolo. Pero la música salió y a los 18 años ya estaba sobre los escenarios. «Salir a tocar con mi padre era un orgullo muy grande», comenta, «además, el mundo de las verbenas cambió muchísimo, como cambió el trato que se le daba a los músicos antes. Recuerdo que antes iba a una verbena y podía estar dos o tres días tocando en el mismo sitio, comiendo y durmiendo en casa de algún miembro de la comisión de fiestas. Esta forma de vida ha desaparecido totalmente», afirma con cierta nostalgia Manolo.
Tras dos años de compartir escenario con su padre, la mili llamó a filas a Manolo y rompió esa trayectoria conjunta, pero, por otra parte, supuso el comienzo de la suya. «Monté mi primera orquesta estando en la mili, se llamaba Musas, y a partir de ahí siempre tuve formaciones propias. Después llegó Trova, luego Dominó, ya con la presencia de mis hijos con 15 y 16 años, y hace unos años retomamos de nuevo el proyecto de Trova al incorporar el camión-escenario», rememora orgulloso este músico hecho a sí mismo que se ha convertido en palo de referencia para esta familia.
Vocación temprana
Manuel y Avelino representan las astillas de esta tradición y comenzaron sus estudios musicales en torno a los ocho años, uno al piano y el otro a la trompeta. «Estamos a punto de acabar la carrera en el Conservatorio Superior de A Coruña», señala Avelino, quien afirma que de pequeño «ya jugaba con una trompeta como si fuese cualquier otro juguete».
«Llevan viajando conmigo desde muy pequeños y hoy en día, a pesar de su juventud, conocen los entramados del oficio», se adelanta a decir Manolo, «mucho antes de tocar juntos, ya le ayudábamos a montar el escenario o le íbamos hablando en el coche para que no se durmiera», apunta Avelino con una sonrisa cómplice. Manuel y Avelino, las dos astillas de los Lantes, viven centrados en la música, «es una carrera muy larga y necesitas dedicarte a ello todo el tiempo», comenta Manuel. Las dos astillas tienen muy claro el negocio y cuando en ocasiones coinciden con orquestas como París de Noia o Panorama, que arrastran seguidores allá donde tocan, no se sienten intimidados, «tienen un montaje espectacular, pero musicalmente no tenemos nada que envidiarles», comenta serio Manuel.
«Nosotros siempre nos adaptarnos al público que tenemos enfrente», afirma. «Lo hacemos todo, montamos el escenario, hacemos procesiones, sesión vermú y verbena, es muy sacrificado porque siempre estás de un lado para otro y no descansas lo suficiente», comenta Manolo. «Ni tampoco hay tiempo para ligar como se cree por ahí», apura a matizar la Avelino, sin duda la astilla más pícara. En estos momentos, recorren Galicia con Trova para cumplir con los cerca de ochenta compromisos que tienen firmados durante la temporada de verano.