En cuanto a la esposa del gobernador, le fue permitido salir del Gobierno Civil, pues estaba embarazada de siete meses, y se refugió en casa de una familia amiga. No la dejaron leer el periódico, para que no se enterase de la muerte de su marido, y cuando llamó al nuevo gobernador y delegado de Orden Público, este la engañó, diciéndole que su esposo estaba bien y que no había sido fusilado, ofreciéndose a enviar un automóvil a recogerla. Pero el coche la recogió para llevarla a la cárcel, en donde permaneció hasta primeros de agosto, de donde saldría para acogerse en casa de la familia de Victorino Veiga, primero en A Coruña y luego en una casa en el municipio de Culleredo. Allí estaría hasta el 17 de agosto, cuando la detuvo la Guardia Civil, que la trasladó a la capital. Al día siguiente, apareció acribillada a balazos en la cuneta izquierda de la carretera A Coruña-Madrid, a pocos metros del paso a nivel de Rábade, siendo enterrada en el cementerio de dicha localidad. Existen muchas versiones sobre este trágico final de Juana Capdevielle, aunque ninguna ha sido probada.