La dirección local trató ayer de echar tierra sobre la reyerta en la que participaron familiares de Carmela Silva tras escuchar una alusión personal contra la senadora
28 mar 2009 . Actualizado a las 02:00 h.23.15 horas del jueves. Acaba de terminar la asamblea de la agrupación socialista destinada a elegir los representantes al congreso que el 25 de abril designará la nueva dirección del PSdeG tras la dimisión de Touriño. Han votado casi 750 militantes y muchos de ellos se encuentran todavía en el hotel Bahía, donde se ha celebrado la reunión. En el pequeño vestíbulo de acceso, atestado de gente, se cruzan militantes de todas las tendencias. Un comentario de carácter personal dirigido a Carmela Silva provocó la inmediata reacción de varios familiares suyos que lo oyeron. Abroncaron a la persona que presuntamente lo profirió y tras el cruce de insultos e imprecaciones llegó el turno de los empujones, las patadas y los puñetazos.
Tras hablar con testigos de la reyerta, algunos ajenos al PSOE y por tanto neutrales, La Voz ha podido reconstruir lo que ocurrió en esos minutos. Este trabajo supuestamente no ha querido hacerlo la dirección local socialista, que por medio del secretario de organización, Ángel Rivas, achacó lo ocurrido a «miembros de las corrientes minoritarias» y descartó toda investigación. Motivo: el incidente se produjo fuera de la sala cuando la asamblea ya había terminado; «y nosotros -reseña- no estamos para vigilar a los militantes, aunque queremos que tengan un comportamiento cívico».
Ánimos caldeados
Los prolegómenos de la asamblea habían caldeado los ánimos. La dirección local, afín a Abel Caballero, impidió que la lista minoritaria, encabezada por Gonzalo Caballero, sobrino del alcalde, estuviera presente en el proceso de acreditación. Los primeros controlan el aparato y están en sintonía con la dirección gallega y estatal del partido; su objetivo era evitar que los críticos lograran el 20% de los votos y obtuvieran delegados. Los minoritarios llegaron a denunciar en las horas previas que «jugaban con cartas marcadas». La tensión, por tanto, era elevada, aunque unos y otros, supuestamente, quedaron satisfechos del resultado. Los primeros por ganar y los críticos por acercarse al 30% (con seguridad la votación alegró más a los segundos).
Estallido
En tal contexto saltó la trifulca, en la que se vieron inmersos al menos una veintena de militantes. Aunque la dirección local negaba ayer saber nada de primera mano, en las inmediaciones de la refriega se hallaban Abel Caballero (y rápidamente montó en un coche); Manel Gallego, secretario general local y diputado gallego; Ángel Rivas; David Regades, jefe de gabinete del alcalde; y el edil Santos Héctor. Algunos hicieron ademán de mediar, pero al final no intervinieron. No lejos estaba la propia Silva, quien se volvió al vestíbulo del hotel en medio de un ataque de nervios, junto al concejal José Manuel Mariño.
Desde la candidatura oficial la desvinculación con lo ocurrido fue completa, aunque Rivas evitó negar que estuvieran cerca algunos de sus dirigentes. Jesús López Bouzas, seguidor de Gonzalo Caballero, testigo cercano, también lo confirmó y calificó de «indigno» a Rivas por achacar a los minoritarios la responsabilidad. El más lanzado, con diferencia, fue Carlos Príncipe, quien situó como protagonistas del incidente «a la hermana, al cuñado y al marido de Carmela Silva, el segundo de ellos, por cierto, empleado del grupo municipal vigués. Por ello reclamo responsabilidades políticas: para quien miente [Rivas] y para quienes no tuvieron un comportamiento cívico adecuado».