La calle del Comercio echa el cierre

A CORUÑA CIUDAD

Persianas bajadas, cristales enmohecidos y letreros de «se alquila» son parte del paisaje del vial. La nostalgia de los días de esplendor, el estado de ánimo de la zona

09 ene 2009 . Actualizado a las 11:59 h.

Parece una broma macabra del destino. Una calle bautizada como del Comercio apenas tiene comerciantes. Escondida en el corazón del Agra del Orzán, en la ele que forma su trazado desde la calle Cancela hasta la plaza del Comercio se pueden resumir muchas de las notas que definen lo peor de la pequeña economía ciudad: la sensación de haberse quedado anclada en el recuerdo de un pasado definitivamente mejor.

A las once de la mañana el tramo que da a la plaza semeja una ciudad fantasma. De los diez locales de una de las aceras, apenas registra actividad un taller de reparación de relojes antiguos y una peluquería. En el resto, todo indica abandono: locales revestidos por ladrillo, escaparates enmohecidos por el polvo, persianas bajadas y algún letrero de se alquila. «No sé que pasó. Yo lo que observo es que cada negocio que ha cerrado ya no ha vuelto a abrir», comenta Ana María Sánchez.

Ana María regenta Jesva, una tienda de confección que lleva ya 40 años en la calle del Comercio. Como tantos otros, se trata de un negocio familiar. Ella lleva tras el mostrador nada más y nada menos que 26. «Cuando estaba la plaza ahí, sí que había movimiento en toda esta zona», recuerda. Se refiere a la feria que se celebraba cerca de la calle en los años setenta. Luego sucumbiría a la llegada del mercado de Las Conchiñas.

La nostalgia del antiguo mercado es común. En el taller de relojes, se recuerda. También se rememoran los buses: «Hace mucho de eso, no sé precisar el año. Eran buses nuevos y tenían la parada en esta calle. Pero todo eso desapareció, se fue poco a poco para siempre».

En la actualidad, dos tercios de los locales están cerrados. Los últimos movimientos reflejan la tendencia actual. Por un lado, el último cierre, el de una inmobiliaria. «Duró poco, sobre un año y medio, pero claro en estos tiempos ¿quién vende un piso?», señala Antonio Gómez, un vecino. Por otro, un antiguo mesón, reconvertido a vivienda. «El bajo tenía patio y pudieron hacerlo. La verdad es que fueron muy listos, porque vale más eso hoy en día que un bajo».

Esa reflexión, ya la había hecho María Dans, otra residente, con anterioridad: «Siempre lo dije. En esta zona se hizo mucho bajo cuando tenían que haber sido viviendas. Fue cuando vinieron los emigrantes y compraban bajos para invertir. Hoy esto está lleno de bajos parados que no los quiere nadie».