«Mi jubilación en la cabina será antes de lo que se piensa»

A CORUÑA

Lleva trece años pinchando en el 14! y en el Patachim. Sin esas sesiones no se entendería la escena «indie» coruñesa

08 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Aunque sea natural de Vegadeo en Asturias, Juan José Casteleiro (Juanjo, como todo el mundo lo conoce) ejerce desde hace años como un coruñés más, curuñés, como le gusta decir a él. Aterrizó en 1991 para cursar estudios en el Conservatorio, a la par que Filología Hispánica. Y ya no volvió: «No había intención, pero van pasando los años y te vas haciendo más al lugar, a los amigos y llega un día que tienes más vida aquí que allí».

El enganche llegó cuando tomó la cabina del Patachim, en la calle Orillamar, un bar de copas frecuentado por estudiantes de Sociología. «Una amiga habló con Rubén, el dueño, para que yo pinchase allí por el 95. El Pata entonces era un sitio en el que la gente iba a tomarse algo tranquila y sentada. Ese día, sin embargo, se bailó y me dijo si quería ir otro día. Sucedió lo mismo y me propusieron ya pinchar todos los fines de semana». ¿Cuál fue la receta? «Entonces era muy ecléctico, ponía los Rolling Stones, Kiko Veneno, Camarón, The Cure, mezclaba mucho».

A partir de ahí, se inició un proceso lento para redirigir la música, hasta convertir al Patachim en el gran referente indie en la ciudad. En 1998 organizó un viaje al festival de Benicasim que fue totalmente revelador: «No era consciente de que existiese un público indie hasta ahí. Conocí a mucha gente, que luego tomó el bar como un sitio de encuentro. Ahí vi que podía tener una salida pinchar lo que a mí me interesaba».

Saltó la chispa. Un local con aire enxebre (en realidad se trata de una vivienda reconvertida), iluminado con flexos de estudio con papel celofán y decorado con cuadros de sus clientes se erigió en el refugio de los que deseaban cantar las canciones de Los Planetas a pleno pulmón. «Fue algo totalmente espontáneo y natural, de ahí que tuviese ese encanto», recuerda Casteleiro.

Entre 1999 y el 2001, el boca a boca convirtió al Patachim en el sitio al que hay que ir, artistas de grupos como Los Planetas Astrud o La Habitación Roja se dejaron caer por allí y su pasillo de entrada se convirtió en toda una pasarela de flequillos y camisetas a rayas al son de Belle & Sebastian, los Smiths y Saint Étienne. «Cuando veíamos a la gente subir a bailar en las mesas y la barra flipábamos, pero había que aprovechar el momento», confiesa el pincha. Ese momento dura hasta el día de hoy, pero en otra ubicación: «En el 2006 se abrió el 14! y me fui para allí. Alberto -DJ Kosmonauta-se quedó en el Patachim. La línea, la verdad es que sigue siendo muy parecida». Sin embargo, nada es eterno: «Mi jubilación en la cabina está próxima. Será antes de lo que se piensa».

Estrellas en la cabina

Casteleiro recuerda que empezó de un modo rudimentario. «Tenía una cadena, ponía un tema del cedé y otro de cinta. Ahora aún no sé usar el crossfader», ríe. Quizá por ello el bum de los disyoqueis de pop le queda lejano: «Paso de eso. Yo trabajo poniendo música, pero no me considero un diyei. Nunca me pondría esa etiqueta».

Por cierto, ¿hay canciones que suenan al Patachim y al 14!? «Muchas, por ejemplo Tom Courtenay de Yo La Tengo es una de ellas».