A San Amaro de visita «guiada»

A CORUÑA

Los vecinos de Monte Alto pretenden potenciar el cementerio como reclamo turístico, ya que en él reposan los restos de los coruñeses y gallegos más ilustres

19 sep 2007 . Actualizado a las 14:28 h.

Quizás sea el rincón de la ciudad con mejores vistas, aunque poco aprovechables. Su valor histórico es superior al de cualquier museo. Situado de cara al Atlántico, en el cementerio de San Amaro descansan los restos de personajes ilustres que configuran la historia de Galicia. Y es por ello, que los vecinos de Monte Alto pretenden potenciarlo como reclamo turístico.

La idea forma parte de las propuestas que le comunicarán al concejal de Promoción Económica, Henrique Tello, dentro de su plan de potenciación turística de la península de la Torre. Entre algunos de los ilustres, se encuentra Juan Aznar Cabanas, que fue almirante liberal, y el último y breve presidente del Consejo de Ministros de la monarquía de Alfonso XIII, además general de la Armada y ministro.

Uno de los grandes escultores de Galicia, Isidoro Brocos, aunque nació y murió en Santiago, está enterrado también en el cementerio coruñés. Además fue profesor de modelado de Pablo Picasso cuando éste todavía era un niño y vivía en la ciudad. Los restos de Ángel Casal reposan en su ciudad natal desde los años cincuenta, ya que en el momento de su fallecimiento fue enterrado en Cacheiras. Fue alcalde de Santiago durante la Guerra Civil y fundador de la editorial Nós. Se ganó el respeto de Castelao, quien llego a decir de él: «Casal por Galicia fixo máis que todos nós». Además mantuvo en A Coruña la primera escuela gallega.

Los restos del creador de La Voz de Galicia también descansan en el cementerio coruñés. Bajo los principios de igualdad, democracia y disciplina, Juan Fernández Latorre fundó el periódico en 1882. A lo largo de su vida desempeñó diversos cargos políticos. Fue diputado en las Cortes y subsecretario de la Gobernación, y por último fue nombrado gobernador civil de Madrid.

La condesa de Espoz y Minoz, más conocida como Juana de Vega, nació en A Coruña en 1805. Sesenta y siete años después, falleció en su casa la viceprotectora de los establecimientos de la Beneficencia de La Coruña, que pidió ser enterrada junto al corazón de su marido. Pese a todas las distinciones y respeto del que gozó, ya que en su día el general Espartero le ofreció el título de Duquesa de la Caridad con Grandeza de España, no hizo nunca gala de sus títulos y dedicó su vida a ayudar a los más necesitados.